Luis del Val: "Estamos viviendo la Semana Santa más larga de nuestras vidas, desde marzo del año pasado"

El tertuliano de "Herrera en COPE" expresa lo que para él significan estos días tan especiales

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Luis del Val: "Estamos viviendo la Semana Santa más larga de nuestras vidas, desde marzo del año pasado"

Luis del Val

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Ayer, me llegó la ráfaga de una marcha procesional, procedente de la radio de un coche que estaba aparcado, con la ventanilla abierta, y fue como cuando te tropiezas con una vieja fotografía metida en un archivo, la intentas extraer, y te caen encima, desparramadas y desordenadas, todas las imágenes almacenadas, como una catarata de recuerdos.

Y me contemplé de niño, tomando sitio en la acera de la calle de San Vicente de Paúl, de Zaragoza, poco después de comer, para contemplar desde primera fila la procesión que desfilaría cuatro horas más tarde. O en Ateca, el pueblo de mi madre, que considero mío, el asombro que me produjo la liturgia del Santo Entierro, cuando los soldados romanos que velan el ataúd situado en un templete de madera en medio de la plaza, se aseguran de que los clavos queden bien hondos, y el sonido de las picas golpeando los tablones sobrecoge el ánimo.

En realidad, creo que estamos viviendo la Semana Santa más larga de nuestras vidas, una Semana Santa que comenzó en marzo del año pasado, con un absurdo domingo de ramos feminista, y que todavía nos tiene en un largo viernes santo, que se repite, cada día, entre doscientas o trescientas familias que entierran a uno de los nuestros. Y hemos tenido Judas en los laboratorios que nos han traicionado con las vacunas, y gobernantes, como Poncio Pilatos, que se han limitado a lavarse las manos, como si la tragedia no fuera con ellos, u obsesivos secesionistas que viven en una parodia, sin importarles otra cosa que su independentismo.

Lo más positivo de la Semana Santa es el domingo de resurrección, pero en esta larga y dilatada Semana Santa que estamos viviendo, conscientes de la incomodidad que supone convivir día a día con la muerte, hemos optado por creer que las cifras de contagios y de cadáveres son una cuestión estadística que no tiene nada que ver con nosotros, imitando a esos dirigentes que se inventan una realidad que no existe. Necesitaríamos un buen predicador, pero en esta larga Semana Santa Civil, los predicadores, por desgracia, reparten mentiras en lugar de esperanzas.

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