Del Val: "La sociabilidad no se puede aprender ante la pantalla del ordenador, sino en la clase"

Luis del Val

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Luis del Val pone el foco de la primera imagen del día de la semana en "Herrera en COPE" en la vuelta al cole:

"Con timbre sonoro y hueco

truena el maestro, un anciano

mal vestido, enjuto y seco,

que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil

va cantando la lección:

«mil veces ciento, cien mil;

mil veces mil, un millón».

Antonio Machado tiene 28 años cuando publica esta melancólica estampa, cuando él ya no es el que se sienta en los pupitres.

Me he acordado de este poema de “Soledades”, porque el calendario escolar influye en el año con la misma fuerza que el ciclo agrícola, del que siempre fue cómplice. El año no comienza el uno de enero, sino cuando los castaños están llenos de frutos, las uvas aguardan la vendimia y los recreos, silentes durante todo el verano, se vuelven a llenar de gritos, de risas y de enfados pasajeros.

La sociabilidad se aprende en la clase, en el recreo, en el comedor

Ponerse a hablar de la escuela es correr el peligro de echarse en brazos de la cursilería, porque, en el fondo, todos sentimos algo de compasión del niño que fuimos. Como soy un huido de la enseñanza, un prófugo consciente, no puedo mirar sin inocencia, y en la Pedagogía, como en el Periodismo o la Albañilería, hay docentes entregados y entusiasta, y simples cumplidores del deber, como en todas partes. Pero siempre hay alguien que influye en el alumno, como nunca se podrá imaginar, y eso puede suceder a cualquier edad y en cualquier curso, y es que, como sucede en el amor, los afectos y los estímulos escolares pueden ser tempranos o tardíos.

La sociabilidad no se puede aprender ante la pantalla del ordenador, sino en la clase, en el recreo, en el comedor, en el viaje de ida y de vuelta. Todo es un desafío, y se gana y se pierde, en el juego y en el estudio, y eres humillado y humillas, y comienzas a recibir de los demás la sentencia de lo que está bien y de lo que es reprobable. Esa niña, ese niño que entran después de más de medio año a esa conquista que es la escuela, no dejan de ser una pregunta que le hacemos al futuro, y algunos ni siquiera estaremos aquí cuando llegue la respuesta. Por eso, este presente raro y tenso, debería preocuparnos todavía más, si es que la bazofia audiovisual no ha adormecido, todavía, el instinto de conservación por nuestra especie".

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