Luis del Val se dirige un día antes de la moción de censura en Pamplona a Ramón Alzórriz Goñi

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Respeto a todos los socialistas navarros y sus decisiones, pero mi sentido de la dignidad no me permite tener respeto por su secretario de Organización, don Ramón Alzórriz Goñi.

En su comparecencia por la renuncia de dos militantes a ser concejales socialistas en el Ayuntamiento de Pamplona, comprendo que no podría decir la verdad: que no quieren ser cómplices de asfaltar el camino que conduce a que Navarra sea una provincia del País Vasco. Pero a un profesional se le supone más cintura de la que tiene este hombre, que va, e insulta a sus compañeros, y dice que, claro, les critica tanto Unión del Pueblo Navarro, que han pillado miedo, y por eso no quieren ser concejales.

O sea, que tenemos a un compañero y a una compañera, tan flojos, tan acoquinados, tan pusilánimes, en fin, tan cobardes, que un partido rival les señala lo que parece que es cierto, y se encogen y se apocan, y la culpa no es de ellos, sino de quienes repiten lo que todo el mundo contempla.

Es usted muy torpe, señor Algórriz, y no se gana los 4.000 euros, que cobra todos los meses, con esa excusa tan ofensiva para los que pretende defender. Podría haber aducido que no tienen tiempo libre, que deben acudir a sus asuntos profesionales, que quieren dedicarse a la familia, o que están en su derecho de no aceptar, pero llamarles caguetas, porque les critican desde otro partido rival, y echarle la culpa a ese partido por señalarlo, cuando el partido al que le van a dar la alcaldía de Pamplona, lo dirige un ex de la banda, que no señalaba, no, si que al que le señalaban lo secuestraba, no es digno de una secretaría de organización.

Comprendo ahora por qué le propuso para el cargo doña María Chivite: porque conocían su docilidad a la disciplina del partido, pero no contó con su impericia y torpeza.

Hay una jota navarra que dice: “Navarra tiene cadenas,/ por adentro y por afuera/ las del escudo son nuestras, las de fuera son impuestas”. Pues parece que van a entrar cadenas de fuera, y, dentro de poco, puede que la jota vaya decayendo y se imponga el zorzico.

A mí me gusta el zorzico, pero siempre y cuando no me obliguen a renunciar a mi jota por estar encadenado. Y le aseguro, al señor Alzórriz, que esas cadenas no las va a traer Unión del Pueblo Navarro, porque las van arrastrando, ustedes, los socialistas.