Del Val: “Unos españoles piensan dónde irán de vacaciones y otros si podrán comer al llegar las vacaciones"

"El Vicepresidente está convencido de que si no hay dinero se suben los impuestos y ya está", dice el profesor

Luis del Val

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¿Es normal que el Gobierno quiera un país de subsidiados? A esa cuestión dedica su imagen del día en "Herrera en COPE", Luis del Val

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"Una de las pruebas del cambio es que hace unas semanas contábamos los turistas por millones y hoy son noticia que han llegado 400 veraneantes alemanes a Baleares. Y hay unos españoles que piensan dónde irán de vacaciones y otros que piensan si podrán comer al llegar las vacaciones. Porque sin poder pasar página de la pandemia, nos tenemos que enfrentar a la pandemia económica, que afecta a toda Europa y, singularmente más, a países tan dependientes del turismo, como España. El Erte puede terminarse si la empresa cierra. O, no cierra, pero debido a la escasez de la demanda o a que se le obliga a prescindir del 30% del espacio, decide prescindir del 30% del personal. O, al crecer tanto el desempleo, cuando la gente no dispone de dinero, no compra, y el consumo interno se resiente, y se crea más paro.

Eso no se arregla con subsidios de desempleo, ni con la renta básica, porque el dinero viene de los impuestos que pagamos los trabajadores y las empresas y, si cada día, hay menos empresas, y, por tanto, menos trabajadores, cada vez habrá menos dinero. Eso es probable que lo sepa el doctor en Economía Pedro Sánchez, pero su vicepresidente está convencido de que si no hay dinero suficiente se suben los impuestos y ya está, genial idea que todavía no ha descubierto ningún país del mundo.

La gente quiere trabajar

No conozco a nadie que, de adolescente o de joven, quiera ser el día de mañana un subsidiado. Nadie. La gente quiere trabajar, tener un puesto de trabajo, ser remunerado por él, ocuparse en una tarea que le agrade, y si no es posible, vivir en una economía floreciente, donde pueda esperar para elegir ese trabajo, y cobrar puntualmente, y organizar su vida, y conocer a otra persona que también tiene trabajo y poder organizar una ilusionada vida en común. Eso es la libertad. La libertad no es rellenar impresos de ventanilla en ventanilla para tratar de que te den una limosna, que se retrasa por una administración mal administrada. La libertad es poder marcharte de una empresa a otra, porque no te gustan los jefes, o no te encuentras a gusto. Y, aunque tu tarea no sea muy gratificante, saber que el viernes por la tarde puedes disponer de tiempo libre, y comprarte un libro o marcharte de viaje con tus amigos, o quedarte en casa hasta que te apetezca, estudiar porque aspiras a un puesto mejor, o emprender la aventura de crear tu propia empresa. Eso es la libertad, no sentirte una persona innecesaria que aguarda una ayuda que le permita no morirse de inanición, pero que le convierte en esclavo del subsidio.

Todavía recuerdo aquélla estremecedora anécdota en una escuela andaluza, donde un alumno, al ser preguntado en qué trabajaba su padre, respondió: “Mi padre trabaja en el paro”. Para que seamos libres, para que España no se convierta en la miserable España de las peonadas, necesitamos puestos de trabajo, y facilidades a las empresas para que los creen. Los políticos no crean puestos de trabajo, bueno sí, colocan a sus amigos, pero con eso no se arregla el desempleo de todo un Estado. Ayuden a crear empleo, por favor, no pongan inconvenientes, y dejen que los españoles aportemos nuestra imaginación y nuestro esfuerzo para que ser un pueblo de personas libres, porque la libertad no es la humillación de tender la mano para esperar una limosna, aunque sea una limosna reglamentada".

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