Luis Del Val: "Hoy los ruines están tristes, porque lo que parecía violencia homófoba no ha sido así"

La falsa agresión homófoba en Madrid, en 'La Imagen' de Luis del Val de este jueves 9 de septiembre de 2021

Luis del Val

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Hemos tenido suerte, mucha suerte: el ministro de Interior es tonto, pero la Policía es lista. Imagínense al revés: un ministro listo, pero una Policía tonta. Una pesadilla. O quizás me he expresado mal, hemos tenido suerte, porque el que está lleno de prejuicios es el ministro, mientras la Policía lleva a cabo su difícil tarea con objetividad. Imagínense una Policía llena de prejuicios: llega una mujer y dice que la ha maltratado su novio. No presenta lesiones, ni tiene testigos, pero el agente o la agente, inducido por los prejuicios, ordena la captura del novio para que sea esposado y conducido a comisaría, mientras avisa al sindicato para organizar una manifestación con objeto de protestar contra la violencia de género. Luego, puede que la denunciante declare que ha tenido un ataque de celos y que, en el arrebato, llevó a cabo la falsa denuncia.

Mi admirado Manuel Vicent escribió un libro titulado “No pongas tus sucias manos sobre Mozart”. Me he acordado del título, porque todo político carroñero pone sus manos sucias sobre víctimas y cadáveres, sin ninguna compasión. Todavía me acuerdo del vergonzoso tiempo en que, sobre la sangre de las víctimas de ETA, PSOE y PP se echaban la culpa de los muertos, hasta que entraron en razón y se dieron cuenta del disparate.

Es un disparate que las sucias manos de los políticos utilicen a las víctimas para proyectar una sociedad maniquea, donde los de izquierdas son honestos, ecologistas, solidarios y generosos, mientras los de derechas son corruptos, homófobos, racistas y violentos. No existe esa sociedad en blanco y negro. El padre de Samuel, la última víctima de la violencia, tuvo que pedir que quitaran banderas y se retiraran los políticos.

El carroñero Errejón llegó a decir que quizás el crimen de La Coruña se podría haber evitado si el alcalde Madrid hubiera puesto la bandera arco iris en la fachada. Hay que ser vil y ruin para decir eso. Hoy los ruines están tristes. Podrían estar alegres, porque lo que parecía violencia homófoba no ha sido así, pero a los solidarios de pancarta las víctimas sólo les interesan como excusa para demostrar lo bondadosos que son. Están todos tristes, desde el presidente del Gobierno hasta el último pancartero, porque han hecho el ridículo y se les ha jodido la manifestación del sábado.