Luis del Val deja las cosas claras a Sánchez y a Rivera tras las últimas polémicas

Con más diputados y poder territorial que nunca, Ciudadanos afronta la mayor crisis interna de su corta historia

Luis del Val

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“Llevo desde las seis de la mañana leyendo y oyendo opiniones sobre Ciudadanos y Albert Rivera, y he llegado a la conclusión de que solicitarle objetividad al comentarista político es como pedirle generosidad al prestamista. Me incluyo en la imposibilidad por supuesto.

Datos objetivos. Abundan los que comparan a Valls con Rivera, y Valls les parece la culminación de la sutileza. Valls aupó a Colau para frenar el independentismo, y lo primero que hizo la señora de la vara fue poner un lazo amarillo en la fachada del ayuntamiento de Barcelona y, a partir de hoy, autorizar una campaña de publicidad en los autobuses municipales, donde cientos de miles de personas podrán leer: “Lo volveremos a hacer”. Si no quieres caldo, dos tazas. Sin  embargo el listo y el que tiene sentido de luchar contra el secesionismo es Valls.

Con ese sentido del Estado que hoy se le niega, Albert Rivera  se coaligó en Navarra con PP y UPN, y lograron ser la lista más votada. Pero el gran estadista Pedro Sánchez rechazó los votos de la investidura que le ofrecieron y ordenó a los socialistas que vendieran Navarra a los palmeros de ETA. La explicación del PSOE fue que todos los votos son legítimos, el mismo PSOE que se pasa los días diciendo que los votos de VOX son de madre desconocida.

Ciudadanos ha aumentado espectacularmente su número de diputados en el Congreso en una campaña cuyo mensaje más repetido, y puede que el único recordado fue: “Nunca pactaremos con el PSOE”. Pues bien, ahora resulta que lo coherente no es cumplir la promesa que presentó al electorado y que logró aumentar en cientos de miles sus votos, sino traicionar esa promesa y pactar con el PSOE.

La noche de las elecciones y, al otro día, los entusiastas simpatizantes del PSOE rodearon la sede y cuando aparecía Sánchez gritaban “Con Rivera no; con Rivera,no”,y  Pedro Sánchez ponía esa sonrisa  de conejo paciente, donde no sabes si le duele la tripa, y disimula, o está ligeramente contento. Bueno, pues si traiciona esa petición Sánchez será un gran estadista, y Rivera, por ser fiel a su promesa, será el malo de la película.

Volvamos al punto de partida para no perdernos en el laberinto. ¿A quién le ha encargado el Rey que forme Gobierno? A Pedro Sánchez. ¿Quién es, pues, el responsable de formar gobierno?  Pedro Sánchez. No lo es Rivera. Y que se hayan marchado tres militantes de Ciudadanos, que como nos ha recordado Expósito ninguno de ellos era Churchill, después de haber perdido la votación de sus propuestas, significa que se cabrean cuando pierden, y cabrearse por perder no es tener sentido del Estado, sino tener mal perder, según me enseñó mi tía Pascualina. Por cierto, alguno se queda con escaño que, recordemos,  le debe a Ciudadanos, no a su carisma y atractivo electoral. Claro  que no será por egoísmo, sino seguramente por sentido del Estado. Bueno, han tenido su día de gloria. Y pueden irse a Barcelona y apuntarse al partido de Valls, mientras ven los autobuses municipales con la consigna “lo volveremos a hacer”.

Luis del Val.

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