Luis del Val: “Fernando Simón, este Gobierno no le merece, demuestre que no es como ellos”

Simón del coronavirus ha sanado, pero el virus de la mentira está tan inmerso en este Gobierno que infecta a algunos funcionarios y altos cargos

Luis del Val

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La buena noticia es que Fernando Simón se ha recuperado del coronavirus, y nos alegramos con toda sinceridad. También con sinceridad, nos preocupa que antes actuara como un mentiroso y ayer pudiéramos comprobar que había sufrido una recaída. Del coronavirus ha sanado, albricias, pero el virus de la mentira está tan inmerso en este Gobierno, que infecta a una parte considerable de los funcionarios y altos cargos, sin que sea muy fácil sanarse.

EL BRILLANTE CURRICULUM DE FERNANDO SIMÓN 

Mire usted, don Fernando, somos del mismo pueblo, y a mí me tira lo del paisanaje. Además, estudió usted en la Facultad en la que estudió don Santiago Ramón y Cajal. No en el mismo edificio, porque don Santiago ni siquiera llegó a visitar el edificio de la plaza de Paraíso -mucho menos en el de la Ciudad Universitaria- sino en el de la plaza de la Magdalena, que la brutalidad de algún concejal de nuestro pueblo derribó, de acuerdo con el tradicional analfabetismo espeso y municipal.  

Es usted una persona admirable. Un vocacional de la Medicina. Por eso se marchó a Burundi, y pasó allí años y años de guerra, en una situación precaria, con Médicos Mundi, y con su mujer. Dicen que por la mañana veía a más de cien pacientes, y que le dedicaba de 15 a 16 horas diarias al trabajo. Es usted inteligente, bondadoso, entregado a los demás. Habla seis idiomas, y no domina más por falta de tiempo. Tiene usted un currículum de unos cinco metros de altura, mientras el de la inmensa mayoría de los que se sientan en el Consejo de Ministros, incluido su presidente, apenas llega a los sesenta centímetros.

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UN GOBIERNO MENTIROSO

Ha demostrado su ambición en ayudar a los más pobres, a los más olvidados, y se ha dedicado a investigar sobre esas enfermedades que aarrebatan las vidas en paísese lejanos. No puede usted consentir que esa biografía brillante se empañe con el burdo intento de disimular porcentajes, de borrar los errores de un Gobierno del que usted no es responsable. El presidente del Gobierno es mentiroso, desde sus tiempos de la tesis doctoral. Las vicepresidentas desde antes de marzo.

El vicepresidente, unas semanas después de jurar lealtad al Rey y la Constitución, como buen perjuro de provecho, ayer, para ayudar a que no tengamos el mayor porcentaje de muertos por millón de habitantes, y el mayor porcentaje de personal sanitario contagiado por falta de previsión y material -sus compañeros, don Fernando, sus compañeros- con el objeto de echar una mano al desastre dedicó el día a recordar la República que nació de una asonada, y a predicar que no quería un Jefe de Estado vestido con uniforme militar. Es un pobre diablo ese vicepresidente, don Fernando, y si el Rey usa el uniforme es porque estudió en la Academia General Militar, como su padre. Y gracias a ese uniforme, embutido en él, apareció en la pantalla de televisión y evitó que volviéramos a ser una Dictadura la noche del 23 de febrero de 1981, y por eso él ha podido llegar a vicepresidente y yo a expresar, hoy, libremente mi opinión.

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No sé sacrifique por ellos, don Fernando. Es usted una persona brillante. Y le quiere mucha gente. No decepcione a estas alturas. Este Gobierno no le merece. Demuestre que no es como ellos.