Luis del Val: "Hablando en español correcto debemos decir presos diputados y no diputados presos"

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Luis del Val: "Hablando en español correcto debemos decir presos diputados, no diputados presos"

Luis del Val

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En el pueblo de mi tía Pascualina el consumo del whisky no llegó hasta mediados los sesenta, así que en las bodas siempre había una tía de la novia que se empipaba a base de anís, y un amigo íntimo del novio que, tras engullir con  dignidad la octava copa de coñac, se empeñaba en ponerse la chaqueta del revés, con los forros hacia afuera. A pesar de esos pequeños incidentes, el decoro siempre fue mayor que el que ayer contemplé en el Congreso de los Diputados, que comenzó con la señorita de la camiseta de manga corta  reivindicativa, en un atuendo que en cualquier boda  del pueblo  de mi tía Pasculina hubiera estado mal visto. Aguardo con impaciencia verla asistir al hemiciclo ataviada con el uniforme de las chicas de instituto, con chanclas y short, que es como llaman a los pantalones cortos los que hablan mal el inglés y el español.

Por cierto, hablando en español correcto debemos decir presos diputados y no diputados presos, que sería distinto. La condición de preso es anterior a la condición de diputado, y  el acta de diputado ni añade ni borra las características y circunstancias  del individuo. Es decir, si un ingeniero de caminos obtiene el acta de diputado, al ser diputado no deja de ser ingeniero de caminos, y, de la misma forma, por obtener el acta de diputado no te conviertes en ingeniero de caminos si no lo eres. Parece un matiz sin importancia, pero es que el carácter de preso es anterior al de diputado, y,  si erramos,  y decimos diputados presos, parece que es que están presos por ser diputados, y no, llegaron ya así, y el acta no les borra ni les quita nada anterior, aunque juren por el Barcelona Club de Fútbol, cosa que la nueva presidenta del Congreso aceptaría con naturalidad.

Por cierto, cuando vi a los diputados de Vox ocupar el sitio de la izquierda, me acordé de las cortes constituyentes, donde algunos inexpertos diputados de UCD propusimos lo mismo. Y José Pedro Pérez Llorca y Fernando Álvarez de Miranda, razonaron que estábamos construyendo una democracia, que la izquierda había puesto muchos muertos en el camino, y que tenía derecho a ocupar el sitio cuya tradición viene de la Revolución Francesa. Lo recordará José Ramón Pin Arboleda. Y lo aceptamos, y nos  fuimos a las bancadas del centro y la derecha.  

Eran otros tiempos. Ya había llegado al pueblo de mi tía Pascualina el whisky y el gin tonic, pero en las bodas había y hay más circunspección que la que pudimos ver ayer, en el Congreso.  Y no creo que España sea así, como no creo Cataluña sea la señorita de la camiseta reivindicativa. Lo malo, lo peor de todo, es que algunos de los que están allí la representan y nos representan.

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