Luis del Val, sobre el zulo de Ortega Lara: "La antesala de lo más terrible es el secuestro"
"Los secuestradores son como los asesinos, pero más cobardes" dice el profesor y añade, "digamos como Arnaldo Otegi"
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en el Memorial de las Víctimas del Terrorismo que ayer inauguraron los Reyes y en el que se puede ver una reproducción del zulo en el que pasó 532 días José Antonio Ortega Lara:
[ESCUCHA AQUÍ LA IMAGEN DEL DÍA DE LUIS DEL VAL EN "HERRERA EN COPE"]
“La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.
Me asaltó este párrafo de El Quijote, al ver a los Reyes visitar la reproducción del zulo, donde José Antonio Ortega Lara estuvo secuestrado 532 días. Lo más terrible es asesinar a un hombre, porque le arrebatas la vida. Y la antesala de lo más terrible es el secuestro, esa tortura en cuya práctica lo vas matando en incómodos plazos, lo vas desesperando, lo vas arrinconando, le vas quitando día a día la dignidad, le vas royendo, le vas mordisqueando, en su cualidad de persona, intentando rebajarlo al estrato del animal, machacada y aplastada su alma, día a día, durante 532 jornadas. Y lo más espantoso no fue que, al encontrarlo, pesara 23 kilos menos y hubiera perdido masa ósea, sino la terrible angustia de oír un ruido y sospechar que sea el último que escuches, un poco antes de que te asesinen; o la ausencia de sonido alguno, que permite albergar la desesperación de que sólo eres una piedra encerrada en una habitación, una maldita piedra que todavía tiene capacidad de pensar, y que habita en un zulo. Y esa percepción de que estás encerrado, de que no puedes salir, produce la misma angustia que el asma o la asfixia. Porque la libertad es algo a lo que no damos importancia, como de la respiración. Nadie se para a pensar que respira, pero el asma, o la asfixia, te ayudan a reconocer que no se puede vivir sin respirar de la misma manera que no se puede vivir sin libertad, porque vivir sin libertad no es vida, es vivir bajo la tortura.
Creo que jamás visitaré la reproducción de ese zulo. No lo necesito para saber que los secuestradores son como los asesinos, pero más cobardes. Digamos como Arnaldo Otegui. Seres deshumanizados, que no ven inconveniente en privar de la libertad, o sea, torturar a personas inocentes. Malditos sean. Puede que no sea cristiano, pero malditos sean quienes arrebatan a cualquier persona del bien mas preciado que dieron los cielos a los hombres: la libertad".
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