Luis del Val: “Cuando Bolaños pone la cara seria todo el mundo se echa a temblar”
Habla el profesor del ministro de Presidencia
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en Félix Bolaños:
En primer lugar quiero pedir perdón, porque, ayer, 18 de enero, atribuí un verso de Gustavo Adolfo Bécquer a Rubén Darío. Es cierto que Rubén Darío nació un 18 de enero, pero eso no me evita el error. Quien no pide disculpas, por los dos centenares de abusadores sexuales que han visto rebajada su condena, es la sobrada ministra de Igualdad, quien, en compañía de las demás sobradas del Ministerio, sigue por la autopista, en sentido contrario, mientras los que van por el carril correcto las esquivan y les tocan la bocina. Pero el mariachi de las feministas sobradas dice que los que se quejan son machistas, como los jueces. Últimamente, hay machistas tan preclaras como la ex alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y la exdiputada y vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano.
Otro que se ha equivocado de sentido, o lo hace adrede, es el biógrafo de cámara de Pedro Sánchez, José Félix Tezanos, que sigue haciendo encuestas, donde el PSOE es imbatible, mientras las empresas sociológicas profesionales tienen resultados muy distintos.
Y, por fin, el que se ha metido en el carril de la agresividad, es este chico de gafas, ministro de la Memoria Histórica -que es como ser ministro de rabos de pasas- y ministro de la Presidencia, o sea, chico de recados del Presidente. Ha conminado a las autoridades autonómicas de Castilla y León a que le entreguen lo que hayan escrito, los borradores, todo. A él. Y lo dice con cara muy seria, que cuando Bolaños pone la cara seria todo el mundo se echa a temblar, porque igual le da por soltar “¡caramba!” o ya, en el colmo de la cólera, un “¡jolines!” convincente y aterrador. ¡Qué diferencia de aquel chico modoso, cuando acudió a reunirse en Barcelona con la consejera de presidencia de Cataluña, doña Laura Vilagrá! Abril del año pasado. Acudió a pedir disculpas por el lío de los móviles, que eran de su competencia. Y doña Laura le ordenó que, antes de entrar en la reunión, se sacara el móvil del bolsillo y lo dejara fuera. Y Bolaños obedeció. Si llega a suceder eso en Valladolid, Bolaños igual suelta un “jolines” y se marcha. No sé, pero da miedo circular por las autopistas del sentido común en España. Siempre te encuentras, de frente, a un gobernante dispuesto a embestir.