Del Val: “La escenificación de la bancada socialista dudando aplaudir parecía diseñada por Garci o Buñuel"
Habla Luis del Val de la reacción de los socialistas en el Congreso al aprobarse la ley de amnistía
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en la aprobación de la ley de amnistía este jueves en el Congreso de los Diputados y la reacción de la bancada socialista:
La secuencia de ayer, en la bancada socialista, escenificando la duda de aplaudir flojo o fuerte, de hacerlo sentado o de pie, de irse levantando con disciplinada desgana, esa expresión espontánea de la vacilación, parecía diseñada por un José Luis Garcii o por el recordado Luis Buñuel.
Esa expresión de la incertidumbre es la imagen que vale más que un millón de palabras. Ya podrá repetir cien vences, el ministro de Casi Todo, Bolaños, que esto es un paso a la fraternidad y la convivencia, o imponer que lo escribamos cien veces en la pizarra de la ignominia, que el mensaje no cala.
Y sí, lo destroza bastante que los chantajistas, una vez cobrado el botín, digan que seguirán con la extorsión, y que propongan que ahora hay que hablar de la autodeterminación, pero la prueba más clara y rotunda, más peligrosa, fue esa pereza de los diputados socialistas, ese mirarse de reojo a ver si había que aplaudir por cortesía o con entusiasmo, esa muestra de titubeo e indeterminación, que es la más peligrosa, porque es una muestra de la desconfianza interna.
Y sí, estaban contentos, por el escaño para hoy, pero ya notan la desconfianza de la falta de votos para mañana, y es que, al volver a sus pueblos, a sus ciudades, les tendrán que repetir el discurso de Pedro I, El Mentiroso, a sus paisanos aragoneses, castellanos, andaluces, extremeños, etcétera, y eso es duro, porque no son tontos, y siempre habrá alguno de los suyos, que preguntará porqué les han vendido y están haciendo imposible que socialistas capaces gobiernen ayuntamientos o autonomías.
Lo único elogiable de esta inmensa prevaricación, de este corrupto trato, ha sido la transparencia. Está todo clarísimo. En la historia de las extorsiones es la primera vez que el futuro chantajeado, acude al probable chantajeador, rogándole que le amenace y que le pida algo a cambio. Y el Cobarde Prófugo, ante la insistencia, aceptó el trato.
Y el final apoteósico, es que el chantajeador dijo que seguirá haciendo lo mismo, y los chantajeados -sin saber si eran o no felices- se aplaudieron a sí mismos por la inmensa derrota conseguida, mostrando tanto recelo como incertidumbre. No somos los periodistas libres o la oposición quienes dudamos de esta legislatura: son los propios diputados socialistas a quienes les falta fe y les sobra desconfianza.
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