Luis del Val: “En la España de Sánchez se han acabado las puertas giratorias y se ha construido un bulevar"
Habla el profesor de los nombramientos del Gobierno para el Constitucional: Juan Carlos Campo y Laura Díez
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" los nombramientos del Gobierno para el Constitucional: Juan Carlos Camp y Laura Díez:
Estoy decepcionado, porque ningún periódico, ninguna emisora de radio, incluida la nuestra, ha subrayado lo que me parece la gran noticia del día: y es que, por fin, ¡por fin! Pedro I, El Mentiroso, ha cumplido una de sus promesas. Viene anunciando, desde hace 8 años, que había que terminar con las puertas giratorias -eso de que la gente pase de los consejos de ministros a los consejos de Administración o a los altos tribunales- lo que los ingleses llaman “revolving door”, y lo ha cumplido. En la España de Pedro I, El Mentiroso, se han acabado las puertas giratorias, porque ya no hay puertas, y se ha construido un gran bulevar donde se puede ir y volver sin ningún obstáculo. La puerta giratoria, siempre tiene un mecanismo lento, pero esto es un ancho paseo, donde se va y se vuelve con absoluta comodidad, y sin tener que detenerse ni un minuto para empujar.
Las obras de derribo comenzaron cuando la novia de Baltasar Garzón, Dolores Delgado, dejó de ser ministra de Justicia y pasó a ser Fiscal General del Estado. Ahí, ya la puerta giratoria parecía una puerta de corral sin cerrar, en campo abierto, hasta que ayer, por fin, Pedro I, El Mentiroso, cumplió su promesa y derribó las puertas giratorias para que pudiera transitar el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, hacia el Consejo General del Poder Judicial. Sus méritos son indudables, porque fue el sastre que cortó y cosió el indulto a los sediciosos de Cataluña -en contra del Supremo- de la misma manera que la exfiscal también tuvo el gran mérito de ser reprobada tres veces por el Congreso de los Diputados. Y, mira, yo creía que este paseo por el bulevar del exministro pondría contenta a su novia, la presidente del Congreso, pero resulta que la novia, perdón, quiero decir la presidente, expulsó a una diputada, que llamó a los filoetarras de Bildu, filoetarras. Vale, tía. Los que no condenan a los asesinos, y les organizan homenajes, cuando vuelven de cumplir condena por los asesinatos cometidos, no son filoetarras. Eso sí, cuando la boquirrota, nombrada ministra por su marido, insulta a los jueces de prevaricar, y calumnia a quien le lleva la contraria llamándole nazi o facha, debe ser poesía lírica. La tontería contemporánea al poder y el sectarismo a sentarse en los altos tribunales. Por fin, ya no hay puertas giratorias.