Luis del Val: "En España somos más de bandos que de pactos"
Ya puedes escuchar la imagen de Luis del Val en 'Herrera en COPE' de este luens 3 de junio de 2019
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hay que reconocer que en España somos más de bandos que de pactos. Aquí te tienes que pronunciar entre el Real Madrid o el Atleti, el Español o el Barcelona, el Betis o el Sevilla. A la gente que no pertenece claramente a un bando u otro se le observa con desconfianza, con cierta precaución, como si procedieran de una especie de conductas impredecibles, todavía sin estudiar.
Puede que debido a eso la instauración de la Democracia en España derivó en el partidismo, dos grandes partidos, que se relevaban entre el ejercicio del poder y el ejercicio de la oposición, y los dos moderados, basculando entre el centro izquierda y el centro derecha, porque el conjunto del país es moderado. Debido a ello aquí, un partido liberal, que sirviera de apoyo, bien a la izquierda, bien a la derecha -algo bastante normal en muchos países de la Unión Europea- no se produjo.
Hasta que apareció Ciudadanos en Cataluña, ante el acomplejamiento de socialistas y populares, aquellos con vocación de convertirse en compañeros vergonzantes de viaje del secesionismo, y estos, por su indecisión y su tendencia a disimular lo que eran. De allí, Ciudadanos se extendió al resto de España, y, hoy, Ciudadanos, se enfrenta al espejo de sí mismo, a su reacción a los pactos, en un país que es más de bandos.
En cualquier pacto -empresarial, financiero, político, incluso matrimonial- los componentes suelen salir, si no contentos, al menos satisfechos del acuerdo alcanzado. Pero en España, más allá de la cara de circunstancias, los protagonistas sienten un cierto cabreo en el fondo, porque han tenido que renunciar a algunos aspectos, y en España renunciar a una parte se toma como una derrota.
A Ciudadanos hay un sector que le exige que sea niña y otro que sea niño, cuando la naturaleza de un partido como Ciudadanos es ambidestra, y llena de responsabilidad la reunión de hoy, donde estoy seguro que habrá tensiones, porque como los de Ciudadanos son españoles también contendrá sus bandos. Y no hay soluciones fáciles, porque sancionar que Ciudadanos apoyará la lista más votada, lleva consigo, por ejemplo, que Maragall fuese alcalde de Barcelona, y si Maragall es alcalde de Barcelona con los votos de Ciudadanos, sus votantes se quedarían perplejos.
Luego, el PSOE ha tenido la habilidad de darle el carnet de diablo a Vox, mientras los socialistas pactan con Lucifer en Navarra, con los palmeros de ETA, pacto que será la venta de Navarra al País Vasco. Entre los acomplejamientos de Ciudadanos ante Vox, desequilibrados con el desparpajo socialista para sentarse en la mesa de los palmeros de ETA, bascula el ser o no ser de Ciudadanos, que hoy podrían poner en su reunión una calavera para que Albert Rivera pronunciara el monólogo de Hamlet, o dijera, como otro personaje de la obra, Marcelo, que algo huele a podrido en el estado de Dinamarca, o sea, en la autonomía de Navarra.