Luis del Val: "El Gobierno se comportó como un dictador colocando migrantes por las autonomías sin avisar"

El profesor analiza la acogida de migrantes y se pregunta si "España puede acoger 300.000 personas, cada año, sin formación, y, naturalmente, sin dinero"

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Escucha la fotografía de Luis del Val de este viernes 27 de octubre

Luis del Val

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Ayer se me fueron todas las preocupaciones que tenía sobre si España se iba a convertir en una sociedad dividida, donde habría ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Ciudadanos de primera a los que no se aplicaría lo de la Ley es igual para todos, y ciudadanos de segunda que recibirían el rigor de la Ley.

Ya no tengo dudas. Porque ayer, el Gobierno de turno, que se comportó como un dictador a turno completo, colocó cientos de migrantes por las autonomías españolas sin avisar. O sea, ni siquiera llaman a la puerta, te abren la puerta y te dejan cien o doscientos migrantes para que los cuides. ¿También a Cataluña? Sí, también, pero a Cataluña les avisan previamente, porque son ciudadanos de primera, mientras que los de Galicia, Castilla, Andalucía, etcétera, no hay que decirles nada, ni siquiera por prudencia de organización, porque son ciudadanos de segunda.

Creo que en este mes de octubre se han repartido 25.000. ¿España puede acoger 300.000 personas, cada año, sin formación, y, naturalmente, sin dinero? ¿En el país que encabeza el paro de la Unión Europea? Pues según el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, excelentísimo señor don José Luis Escrivá Belmonte, eso es sospechoso de xenofobia. O sea qué servidor de ustedes es xenófobo.

Y ochenta millones de alemanes, que no solamente se han hecho esa pregunta, sino que van a tomar medidas severas para evitar lo que es una invasión, también son xenófobos. Don José Luis, no vaya usted a Alemania que son todos xenófobos. Claro que si por eso se es xenófobo, el día que le veamos contemplar unos fuegos artificiales creeremos que usted es la fallera mayor de Valencia. Naturalmente que hay que tener amor al prójimo, y estos hombres jóvenes y fuertes son seres humanos, pero también es prójimo, que significa próximo, mi vecino que está en el paro.

No es egoísmo, es racionalidad ante este desastre de organización, donde ni la Marina vigila las aguas territoriales, ni sabemos si se infiltran terroristas, ni se hacen cálculos de cuánta inmigración podremos soportar. Habrá sitio para un migrante en casa de don José Luis, o en la mía, pero si nos meten media docena, será imposible vivir y convivir. Y eso no es ser xenófobo: eso es intentar evitar un caos, que es clamoroso y evidente.

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