Luis del Val: "Es la hora de las sectas: el nacionalismo, el populismo, el peronismo o el Brexit"
"Nos encontramos", afirma el profesor, "ante un cambio profundo de casi todo: el clima, la manera de producir, los modelos de comercio..."
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Como ha sucedido en tantas otras ocasiones, los sentimientos se han impuesto sobre la razón, y los británicos han respaldado al señor que va a votar con el perro. Los españoles siempre tendemos a creer que los tópicos son verdad y que los ingleses son personas frías, cerebrales y que no se dejan llevar por las emociones, sobre todo si no has visto a los forofos del fútbol en su salsa. Bueno, pues la idea de recuperar el Imperio Británico y rescatar los antiguos esplendores ha vuelto a calar, de la misma manera que los yihadistas quieren volver a tomar Constantinopla. Ya lo hizo en el insensato referéndum que convocó Cameron -es cierto que con ayuda de trolas inmensas y mentiras ciclópeas, difundidas por las redes- pero no le echen la culpa a Putin y sus hackers, porque los pueblos siempre son engañados cuando quieren ser engañados. No hace mucho, desde el punto de vista histórico, al pueblo alemán, que entonces tenía el más alto nivel cultural de Europa, gente formal, que sabía leer y escribir, vino un tipo, les dijo que la culpa de todo lo malo que les sucedía la tenían los judíos, se lo creyeron, y le votaron. Sin salir de España, los líderes de una secta secesionista van predicando que todo el que viva en Cataluña y no encuentre trabajo, o lo despidan por inútil, o no apruebe unas oposiciones, o no ligue esta noche, que es viernes, todo eso, es culpa de la tiranía del Estado Español, pero en cuanto venga la independencia, los cojos ganarán medallas olímpicas en los cien metros vallas, los bajitos jugarán en los equipos de baloncesto, y el más soso del pueblo contará un chiste y todos se partirán de risa. A usted le parecerá difícil de creer pero a los alemanes de los años treinta les explicaron que la inflación y la pobreza procedía de las maniobras de los judíos, y se lo creyeron. Y eso que entonces había tres judíos por cada 400 habitantes, no llegaban ni siquiera al 0,75%.
La libra subirá hoy, pero ya veremos qué cotización tiene el 13 de diciembre de 2020. Nos encontramos ante un cambio profundo de casi todo: el clima, la manera de producir, los modelos de comercio, incluso el derrumbe de valores que parecían seguros, y que explica que los ciudadanos, pasen por encima de ellos, y voten mayoritariamente a personas como Boris Johnson o Donald Trump.
El empleado de un banco, que fue jubilado con anticipación hace un par de años, y ve que su trabajo lo hacen los clientes desde su casa, o el oficial de una imprenta que sufrió el despido porque es otro de los mundos que cambia con celeridad, se siente inseguro y nota que pisa un suelo que se mueve. Es la hora de las sectas: el nacionalismo, el populismo, el socialismo revolucionario, el peronismo, o el Brexit. Da igual. Cualquier vendedor de crecepelo, que se coloque en una esquina, vende el producto si la gente tiene miedo a quedarse calva. Y saben leer y escribir... ¡pero es tan tentador echarle la culpa de nuestras frustraciones y fracasos a otros! ¡Y tan cómodo! La infantilización de nuestra sociedad, y no querer asumir responsabilidades, son las mejores aliadas para los brexits.