Luis del Val: "Para adquirir vitamina D hay que echarle huevos, y ya está"
Las recomendaciones de Luis del Val antes de irse de vacaciones
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Dicen los temidos jefes de personal, sobre todos los experimentados, que a partir de hoy comienza la curva, en la que ascienden los que empiezan a tomar sus vacaciones y desciende el número de los que trabajan. Excepto los autónomos, que son los que más salud tienen y los que menos vacaciones toman, esta tercera semana de julio que viene, suele ser el chupinazo del periodo de entre guerras, entre el ocio y el comienzo del próximo curso. En Europa en general, y en España en particular, tenemos la extraña costumbre de ponernos al sol cuando más calor hace. Decía el sabio Antonio Mingote, que tenía casa en Marbella, pero al que jamás le vio nadie tomar el sol, que si eliges un buen zapato de Mallorca y lo pones al sol del verano, durante dos o tres días, ya no te puedes calzar ese zapato, porque la fuerza calorífica del sol ha acartonado la piel de tal manera, que ha convertido lo que era un zapato que se adaptaba como un guante al pie, a una especie de zueco martirizador.
Si eso sucede con la piel de un zapato, que ha sido curtida y tratada para que pueda resistir el frío y el calor, la sequedad y el frío, qué no sucederá con nuestra delicada epidermis, nuestra fina y sensible capa, que le colocas la aproximación de una brasa de cigarrillo, y sufre una dolorosa quemadura.
Se dice, y es verdad, que los baños de sol estimulan la producción de vitamina D, y es cierto, pero mucha más vitamina D tienen las ostras, y no comparen el placer de una dieta saludable en vitamina D con media docena de ostras que achicharrarte al sol durante hora u hora y media. Me he pasado, y pido perdón, sobre todo a Expósito, que enseguida nos viene diciendo que en Cúcuta no comen ni ostras ni nada, lo siento, lo siento. Pero dejándose aparte las ostras, y las almejas, y el marisco en general, para adquirir vitamina D hay que echarle huevos, y ya está. Un par de huevos fritos o un vaso de leche entera, equivalen a la cantidad de vitamina D que puedes sintetizar con hora y media de sol, con la ventaja de que los huevos fritos los puedes tomar a la sombra e incluso en un establecimiento que disponga de aire acondicionado.
La buena prensa del color moreno en la piel, procede de los años veinte, cuando los pijos de la época, o sea, los que tenían dinero, comenzaron a practicará deporte al aire libre. Si prácticas piragüismo, tenis fútbol, montas a caballo, subes montañas, etcétera, te da el sol y te pones moreno. Y los que estaban morenos eran los pijos. A partir de ahí, fue sencillo descubrir que sin jugar al tenis, ni montar a caballo, te tendías al sol y te ponías tan moreno como si fueras el Rafa Nadal de la época. O sea, que lo que era una consecuencia del deporte se transformó en un fin en sí mismo, y en esas estamos todavía un siglo después, lo que demuestra que la mayoría de las modas suelen tener un origen estúpido. Lo dejo aquí porque me voy de vacaciones a tomar el sol.