Luis del Val: "El próximo 28 hay un panorama bastante parecido al de las elecciones de 1936"
Ya puedes escuchar 'La fotografía' del colaborador de 'Herrera en COPE', Luis del Val
Madrid - Publicado el - Actualizado
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A lo mejor soy una persona rara, pero hay etapas en que mi país me parece bastante extraño. Por ejemplo, puede aparecer la momia de una ciudadana, fallecida hace cinco años, sin que ni a los familiares próximos o lejanos, ni al administrador de las viviendas, le llame la atención.
Y, junto a eso, hay cientos de personas que buscan los huesos de un bisabuelo, de un abuelo o de un tío al que nunca conocieron personalmente, y que fue fusilado hace ochenta años. Porque en este país se fusiló mucho en periodo de la guerra civil, tanto las derechas como las izquierdas, y, luego, Franco, llevado del entusiasmo, siguió con la tarea.
Bueno, pues con tanta memoria histórica, y con tanto apresuramiento en exhumar la tumba de Franco, resulta que el próximo día 28 hay un panorama bastante parecido al de las elecciones de 1936. El Frente Popular por un lado, formado por socialistas del PSOE, neocomunistas de Podemos y los secesionistas de plantilla, y, por otro, la CEDA, dividida en tres partidos. Sí, no es lo mismo. El pucherazo que llevó a cabo la izquierda en las elecciones del 36, falsificando actas y resultados, hoy no es posible. También podría producirse una aproximación poselectoral entre Ciudadanos y PSOE. Pero si el PSOE es abducido por el comunismo y el secesionismo, podemos asistir a una segunda parte, con los correspondientes indultos a los secesionistas, compañeros de viaje fijos del Frente Popular. Hay menos odio, y los muertos recientes, los sucedáneos de los fusilamientos, corrieron a cargo de ETA, y solo se dirigieron a uno de los bandos. Pero cuando observas la expresión risueña de Nadia Calviño, diciendo que 60.000 parados más es una buena noticia, casi echas de menos que el Gobierno no les envíe un telegrama dándoles la enhorabuena. ¿Es demagógico lo que digo? Sí. Y mucho, pero menos demagógico que, tras leer los peores resultados de un trimestre en seis años, se tenga la cara dura de decir que los datos son claramente positivos. Eso sí que es algo peor que la demagogia: eso es cinismo. Y es cierto que estamos en el siglo XXI, pero ni el cambio de clima, que puede convertir España en un desierto de lluvias torrenciales, seguidas de periodos de sequía demoledores; ni la robótica que llega, y que suprimirá el 20% de los empleos actuales; ni la preocupante depresión económica que amenaza la Unión Europea, han sido objeto de preocupación por parte de los partidos que aspiran a administrar el dinero que nos extraerán de los impuestos. Está claro que su preocupación no son los problemas que nos acechan, porque su único problema es conseguir los votos para alcanzar el poder. Su próxima preocupación a más largo plazo son las elecciones de mayo. Y, en junio, lo más grave para ellos no es que el paro suba o la economía se estanque, sino si han ganado o han perdido el poder en ayuntamientos y autonomías. Y, como decía mi tía Pascualina, con estos bueyes hay que arar.