Luis del Val, sobre Begoña Gómez: “La consorte de un presidente del Gobierno debería ser discreta”

Habla el profesor de las amenazas de la mujer de Pedro Sánchez a algunos medios de comunicación

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Luis del Val

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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, y sus amenazas a medios de comunicación y su implicación en el caso Koldo:

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Escucha el monólogo de Carlos Herrera de este lunes 8 de abril de 2024

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En nuestro país, somos muy aficionados a la recomendación. A recomendar y a ser recomendados. El recomendado se siente orgulloso de poder exhibir la recomendación, porque eso le avala como persona que conoce a gente importante, y, el recomendador, porque cuando les piden una recomendación le están certificando lo importante que es.

Ello quiere decir que doña Begoña Gómez de Sánchez no ha hecho otra cosa que caer en la seducción implícita de la recomendación, costumbre tan española. Lo único que convierte el caso en singular es que doña Begoña Gómez de Sánchez, es la esposa del presidente del Gobierno, y parece que no sólo ha recomendado a ciudadanos y empresas, sino que ha llevado a algún recomendado a Moncloa, residencia de su esposo y suya, lo que la convierte en una recomendadora pletórica de entusiasmo, con una afición tan intensa, que se confunde con la pasión.

Recordemos que recomendar no está prohibido por las leyes, que es una actividad legítima, y eso se aplica tanto al recomendado como al recomendador, aunque en este caso se produce la circunstancia de que la recomendadora, doña Begoña Gómez de Sánchez, se sospecha que se ha beneficiado de sus recomendaciones en provecho propio, cosa que tampoco está prohibida por las leyes, a no ser que haya existido prevaricación, pero aun sin ella, el asunto es poco estético y nada ejemplar.

Nadie va a la cárcel, ni le ponen una multa por escupir sobre el suelo, ni por blasfemar en la tertulia del bar, ni por sonarse los mocos en público con la mano, a falta de pañuelo, pero son acciones desagradables. Más aún: el consorte o la consorte de un cargo como la presidencia del Gobierno debería ser discreta, y no intervenir en actividades económicas para evitar sospechas. Si además de pasarse de la rosca de la recomendación, se aprovecha de ello y, en lugar de discreta, se dedica a amenazar a los medios que informan de su entusiasmo recomendador, que no extrañe que hablemos de doña Begoña Gómez de Sánchez, y que lo sigamos haciendo, porque, desde 1978, nunca había existido una consorte tan apasionada de la recomendación, de las empresas aéreas y de las cátedras de mentirijillas. Y no es la mujer del César, porque Pedro I, El Mentiroso, no es César, sino rey de la mentira por méritos propios.

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