La aseguradora les pide una “prueba de muerte” y le llevan el cadáver a la oficina

La 'historia del día' en 'Herrera en COPE'

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Sifiso Justice Mholongo, de 46 años y padre de 38 hijos, murió hace dos semanas tras ser atacado en un bar de su pueblo natal, en Sudáfrica.

La familia reclamó el importe de su seguro de vida, unos 2.000 euros, pero la Compañía, una de las más importantes de África, estuvo diez días sin atender a su petición.

Hartas de tantas excusas, la viuda y una hermana del fallecido decidieron plantarse en las oficinas de la aseguradora con el cadáver, envuelto en una lona, como prueba de la muerte. Las dos mujeres prometieron que no se moverían hasta que les dieran el dinero.

En un vídeo grabado por un testigo se aprecia cómo las mujeres depositan al difunto frente al mostrador, ante la sorpresa y el horror de algunos de los trabajadores.

Tras una serie de llamadas y reuniones, los responsables de la aseguradora aceptaron pagar la deuda, aunque las mujeres no se llevaron al fallecido hasta comprobar que se había hecho la transferencia bancaria y una de ellas acudió a un cajero a retirar el dinero.

“Estuvimos yendo y viniendo a la oficina, pero siempre nos encontrábamos con una muralla”, cuenta la viuda. “Estábamos enfadadas y frustradas, porque lo único que queríamos era hacer las cosas bien y poder enterrar a mi marido. Ya que los documentos no les parecían suficiente, decidimos acudir la oficina con el cuerpo”.

Ahora, todos descansan en paz.

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