La justicia francesa autoriza al gallo Maurice a seguir cantando
Una pareja de ancianos demandó al animal porque los despertaba a primerísima hora
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Un sonido recorrió ayer toda Francia, y lo hizo en medio de una gran expectación... El golpe seco de la maza de un juez, que ha dictaminado que el gallo Maurice podrá seguir cantando en la isla de Oleron.
Y dirán ustedes, ¿es que acaso se puede mandar callar a un gallo? Pues esa era la aviesa intención de unos turistas que llegaron a los tribunales para evitar que el ave les hiciera de despertador natural a dos metros de su ventana. Los demandantes son dos jubilados que se hicieron una casa al lado del gallinero de Corine Fesó, la dueña de Maurice
La tensión entre los visitantes ocasionales de la isla y la vecina, que pasa allí todo el año con sus gallinas, se convirtió en un símbolo. Una síntesis del choque, cada vez mayor, entre los defensores del mundo rural y esos turistas que buscan el campo para descansar, pero, a las primeras de cambio, se quejan de los ruidos de la naturaleza.
El abogado de los jubilados alegaba que no tenían nada contra el pobre Maurice, y que estábamos simplemente ante un problema de perjuicio sonoro. Como si, en la ciudad, tuvieras un bar abajo, que te toca las narices.
Sin embargo, el mundo rural tomó a Maurice como una bandera de sus costumbres ,y hubo gente que se presentó en el juicio con gallos. Imagínese: los turistas enfurruñados, los gallos, la toga del juez... un festival.
Total, que el magistrado ha dictaminado que Maurice puede cantar alto y claro, a la hora que le dé la gana, que para eso está en su ambiente natural. Un aviso para quienes desean campo, pero con las comodidades de una suite.