Escribe una carta a su padre no biológico, le dedica un vídeo y no puede creer su reacción: "Le pedía..."

Arrancamos la semana con esta 'historia del día' tan especial que relata María José Navarro en 'Herrera en COPE'

Redacción Herrera en COPE

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La cursilería se pasa con el tiempo. Algo bueno tiene cumplir años, ¿verdad?. Pero hay una edad en la que no se escatima. En la que a todo le pones una música triste o épica y lloras. Mucho, sin medida. Porque estás hormonalmente como una lavadora.

Nuestra protagonista tiene 21 años, así que vamos a todo lo que da con el asunto. Lo cuenta El Español. Pilló la música de Dragon Ball y escribió una carta. La carta iba dirigida a un hombre, su padre. Su padre que no es su padre biológico, pero que ya es como si lo fuera. Y en esa carta le pedía que la adoptara.

Carta

Sentó a su padre no biológico en el sofá, y le puso un vídeo. Un vídeo en el que iba repasando con fotos y grabaciones los momentos de la vida de ambos, juntos. Como si fueran padre e hija desde el principio. Y al final, una pregunta. ¿Quieres ser mi padre?

Ven aquí, tonta, le dice el padre no biológico, que es lo que diría un padre biológico a una chica de 21 años. Así que, abrazos mediante, ella le hizo firmar los papeles y ya son, oficialmente, padre e hija.

Porque al final, y lo sabrán muchos de Vds, la sangre es importante, pero lo más importante, lo más importante de todo, es tener una familia. Sentir que la tienes. Y, a veces, la genética, es lo de menos...

Un voluntario va a una residencia en Reino Unido y alucina por lo que hace una anciana durante su visita

Rescatamos otra historia, también muy especial, que relataba María José Navarro en 'Herrera en COPE'

El protagonista se llama George, que bien podría ser una de esas personas que se encargan del cuidado y el bienestar de todos los ancianos. Lo que pasa es que George no cobra por ello. 

Cuando su trabajo se lo permite, George se acerca al Temple Croft del Reino Unido para cantar y bailar con los residentes. Y consigue momentos maravillosos.

Armado con su guitarra, George logra que los residentes canten, tarareen, y los más animosos bailen. Y así pasa algunas tardes del mes, llevando un rato de alegría, de diversión y de juventud. Porque eso es lo que consigue George, que todos vuelvan a ser un poco más jóvenes.

Para todos los que cuidan de esa gente, de nuestra gente, gracias. Gracias por ese trabajo tan difícil, tan entregado, tan vocacional. Gracias por permitirnos estar tranquilos, por saberles acompañados, por todo ese cuidado que no se puede pagar jamás en lo que vale.

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