El motivo por el que Sammy Basso, el hombre con progeria más longevo del mundo, vino mucho a Asturias: "En cada rincón"
El paciente con progeria más longevo de la historia fallecía, hace unos días, a los 28 años. María José Navarro le dedica unas bonitas palabras a modo de homenaje en su 'Historia del Día'
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A la gente buena que se va, hay que recordarla casi obligatoriamente. A la que se va siendo buena, alegre y dedicada, hay que recordarla doblemente.
Se llamaba Sammy Basso y era científico. Ha sido siempre muy famoso por dar visibilidad y estudiar su propia enfermedad, la progeria, un raro síndrome que provoca un envejecimiento precoz. Los afectados por progeria no superan la adolescencia, pero Basso tenía ya 28 años.
Hace unos días empezó a sentirse mal mientras estaba en una cena con amigos, a los que estaba contando, entre bromas y risas, su último viaje a China. Se divirtió hasta el último instante de su vida.
Cada una de sus charlas era inspiradora. Una existencia pequeña, pero que disfrutó en todos los sentidos.
Vino mucho a Asturias, a investigar. Se codeó con los mejores científicos del mundo y tenía amigos en cada rincón. “Es la diversidad lo que nos hace guapos”, decía.
A la gente buena que se va, hay que recordarla casi obligatoriamente. A la que se va siendo buena, alegre y dedicada, hay que recordarla siempre.
ÚLTIMOS ESTUDIOS QUE INVESTIGAN LA PROGERIA
Como decíamos, Sammy Basso se convertía en el paciente más longevo de la historia con progeria, una dolencia que se investiga en todo el mundo.
Un ejemplo de ello es que, hace un tiempo, personal científico de la Universidad de Oviedo y del Instituto Salk de California publicaba en la revista Nature Medicine dos estudios independientes que ensayan una terapia basada en la edición génica para el tratamiento del síndrome de envejecimiento acelerado de Hutchinson-Gilford.
Los grupos de los profesores Carlos López-Otín y Juan Carlos Izpisúa-Belmonte han diseñado dos terapias similares basadas en la técnica de edición génica con el sistema CRISPR/Cas9. “El objetivo es modificar el gen LMNA para evitar así la producción de la proteína tóxica”, según declaraba el Dr. Izpisúa-Belmonte, parte clave de dicha investigación.
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Los autores de ambos trabajos ensayaban este sistema de edición génica en un modelo murino de la enfermedad generado previamente en el laboratorio del Dr. López-Otín para estudiar esta patología humana. No es algo definitivo y queda por delante mucha investigación, pero los primeros resultados son los más prometedores en el tratamiento de esta enfermedad. Tienes más detalles al respecto aquí.