Novihcok: así actúa el arma secreta rusa con el que han envenenado a Navalny

La historia del día en 'Herrera en COPE'

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Nuestro protagonista de hoy se llama Andrei Zelez-Niakov.

Era uno de esos jóvenes científicos rusos a los que la Unión Soviética había encargado, en secreto, desarrollar un peligroso programa de armas químicas.

En una de las pruebas en el laboratorio, Andrei tuvo que manipular el Novichok. Ese es, precisamente, el gas que alguien introdujo en el vaso de té que el opositor ruso Navalny se bebió hace unas semanas y que lo mantiene en la UCI de un hospital de Berlín.

La cuestión es que el joven Andrei estaba manipulando armas químicas en la década de los ochenta cuando un fallo en un respiradero lo expuso al mortal agente nervioso.

Veía círculos rojos y naranjas. Tenía un zumbido en los oídos. Recuperé el aliento. Me senté en una silla y les dije a mis compañeros que el bicho me había cogido”. Son palabras que el propio científico ofreció a un periódico en 1992, un año antes de su muerte.

Por aquel entonces, el gas había destrozado el sistema nervioso de Andrei. Y le había provocado cirrosis, hepatitis tóxica, daños neurológicos y epilepsia.

Al compartir su experiencia en la entrevista, el científico se unió a todos aquellos que denunciaron, en público, el programa de armas químicas que seguía en funcionamiento en la URSS.

Incluso, años después de que el presidente de los EE.UU., George Bush y el jefe de la Unión Soviética Mijail Gorbachov firmaran el Acuerdo de Armas Químicas de 1990 por el que se comprometían a dejar de producir este tipo de productos.

Es la 'Historia del día' en 'Herrera en COPE'.

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