En ocasiones, tienen que venir de fuera a contarlos lo buenos que somos. Estamos ciegos a veces. Nos dedicamos la mayor parte del tiempo a irle poniendo pegas a lo que, en realidad, es una virtud o, simplemente, una característica especial que nos hace únicos.

Una pregunta: Quién define lo que es bueno. Y sobre todo, quién decide que lo bueno que tiene alguien no es tan bueno. Pues ha venido uno de fuera. De fuera a hablar de lo de dentro. Y a hablar bien.

Estos días, en las conversaciones, se ha colado el deporte y nuestros deportistas. Y se comenta el color de la piel de unos jóvenes que esta tarde van a defender la camiseta de la Selección Española de Fútbol. Y a finales de mes, llegan los Juegos Olímpicos. Y ya se ha elegido a nuestros abanderados. Uno de ellos, atentos, se llama Marcus Cooper Walz, nació en Oxford, hace 29 años. De padre británico y madre alemana. En París va a llevar nuestra bandera y luego llevará los colores de España en piragüismo, en la modalidad de aguas tranquilas. De fuera vendrá a contarnos cosas buenas este fenómeno que es Marcus Cooper, uno de los nuestros.

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Agarrado a la bandera, con mucha emoción, este hombretón emocionado va a defendernos delante de todo el mundo por convicción. La mejor bandera y el mejor país. Eso piensa Marcus.

Fue Oro en Río, plata en Tokio. Ha ganado 8 medallas en el Mundial y tres en el europeo. Tiene la medalla de oro del mérito deportivo y se ha licenciado en Administración y Finanzas en Murcia. Y anuncia una máquina para hacer deporte en la Teletienda que me voy a comprar en cuanto acabe de contarles la falta que nos hacen españoles como Marcus.

Así que, mirando a este señor rubio e imponente, lo único que se te viene a la cabeza es que, en el fondo, tenemos muchísima suerte con nuestra gente, ¿a que sí?

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