El despiste de un oyente de Carlos Herrera cuando jugaba con sus amigos en el pueblo: “¿Y mi hermano?”

Los fósforos de Herrera en COPE cuentan las anécdotas de sus errores o fallos, y las consecuencias que tienen

Pilar Abad

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

A todos se nos pueden olvidar cosas en un determinado momentos, o podemos confundirnos o cometer errores. Y, como todo, los hay que son unos auténticos despistados con unas consecuencias, a veces, desagradables.

Quien no ha perdido alguna vez su coche en un parking de un centro comercial, o quien haya pasado un tiempo buscando las gafas mientras las tiene en la cabeza. También los hay quienes meten la pata al cocinar y confunden el azúcar con la sal, y ya sabemos qué es lo que pasa con esa comida.

Podríamos seguir poniendo ejemplos, pero es mejor escuchar las historias de los ‘fósforos’ de ‘Herrera en COPE’.

“Exclusivamente me pasa con mi mujer”

Rafael suele viajar con frecuencia por trabajo, pero cuando viaja con su mujer le sucede algo extraño, “me vuelvo tonto” dice. Casado con una mexicana, recuerda su viaje de luna de miel cuando todavía vivían en Querétaro. Decidieron hacer un crucero por Alaska, así que “teníamos que coger un vuelo Querétaro-Dallas, Dallas-Seattle para coger el barco”.

Una vez que llegaron a Dallas, y al decir su mujer que allí era una hora menos y que les daba tiempo a comer, a pesar de que “en la pantalla veíamos anunciado el vuelo a Seattle que salía a las 16:30h”. Pero ellos decidieron comer enfrente “mientras veíamos que la gente iba entrando al avión, y el despegue…”. Y finalmente, “nos dimos cuenta de que ese era el vuelo que teníamos que haber tomado porque ya en la pantalla aparecía otro destino”.

Rafael y su mujer perdieron, también, la noche de hotel y durmieron en un coche.

Dejar a su mujer en el parking del supermercado o comprar algo o perder dinero en una compra

En muchas ocasiones contamos las historias que les pasan a nuestros amigos, o bueno que nos pasan a nosotros pero decimos que es un amigo ¿no? Es lo que pasa con José Antonio que dice que “tengo un amigo que todo lo que tiene de bueno lo tiene de despistado”. Y tanto es así que “suele ser habitual ir a la compra con su mujer y cuando ella va a dejar el carro en el aparcamiento y va hacia el coche, él ya se ha ido sin ella”.

Otra anécdota que recuerda José Antonio de su amigo es “que una vez fue a comprar un GPS para el coche, de segunda mano. Quedó uedó con otra persona e intentó rebajar el precio de 30 a 20 euros. Tras unos minutos en los que intentaron llegar a un acuerdo, al final, se va sin GPS y sin dinero que ya le había dado a la otra persona”.

“¿Y mi hermano?”

También son recurrentes los recuerdos de infancia, de aquellas tardes de juegos con los amigos o familiares, de las trastadas que hacíamos, de los días en el pueblo o las vacaciones en el la playa.

Marcos recuerda que “cuando éramos pequeños pasábamos las vacaciones en el pueblo y un año tuvimos un despiste…”Allí pasaban los días con los amigos y lo que más hacíamos era “jugar al escondite en el bosque”. Así que “llevábamos una cuerda y los niños mayores perseguían a los menores y cuando pilaban a alguno, los ataban a un árbol”.

Ese día que tanto recuerda este oyente de Carlos Herrera llegó el despiste2. “Después de haber estado jugando casi toda la tarde, ya decidimos volver a casa todos los amigos. Y cuando ya se estaba haciendo de noche e íbamos andando por un puente, uno de mis amigos pregunta: ‘¿Y mi hermano?'”.

Tras unos minutos confusos, se dieron cuenta de que se habían dejado al hermano atado a un árbol en el bosque y fueron corriendo a por él. Cuando llegamos, dice José Antonio, nos lo encontramos llorando como una magdalena”.

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