Aventuras y desventuras de ‘los fósforos’ en Rusia

‘Los fósforos’ nos llevan de viaje a Rusia para contarnos las aventuras y desventuras que vivieron allí

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Aventuras y desventuras de ‘los fósforos’ en Rusia

Redacción Herrera en COPE

Publicado el - Actualizado

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Este domingo 6 de junio se celebra el Día de la Lengua Rusa con el objetivo de reconocer la riqueza cultural e histórica de cada uno de los idiomas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas.

Esta fecha coincide con el cumpleaños del gran poeta ruso Alexander Pushkin, creador de un estilo narrativo propio, mezcla de drama, romance y sátira.

Para celebrar este día, ‘los fósforos’ de ‘Herrera en COPE’ nos hablan de sus aventuras y desventuras en Rusia.

Yain es húngaro y vive en Rusia desde hace siete años cuando se enamoró de su mujer. Dice que desde que está allí puede escribir un libro con todas las cosas que le han pasado.

María es camionera profesional y hace unos años tuvo que llevar el camión de Ed Sheeran por toda la estepa rusa, Moscú y San Petersburgo, “una experiencia”. Nos cuenta María que allí los camiones suelen ir escoltados para que no los atraquen y que la gente en la carretera hace lo que quieren: adelantan por en medio, paran donde les da la gana.

Fernando vivió una experiencia algo desagradable en la Plaza Roja de Moscú. Ocurrió en 2015 cuando estaba junto a un amigo en un bar, tras ligar con una rusa, se despistó y perdió a su amigo y lo encontró fuera en el bar supuestamente hablando con otras personas. Se acercó y lo que ocurría es que lo estaban atracando y a él también le robaron. Le quitaron todo y en el hospital una médico le dio dinero.

Ángel tiene una mujer e hija rusas. En Rusia vivió 10 años y está sorprendido por lo mucho que los rusos quieren a su país.

El gran Basilio Rogado nos ha contado una anécdota de uno de sus viajes a Rusia. En 1976, por entonces la URSS, se encontraba junto a otras periodistas españoles porque se estaba jugando la Copa Davis. Una noche en la cena en el hotel, allí en Rusia es –o era- típico bailar entre palto y plato. Entonces se le acercó un tío de casi dos metros de alto, vestido de uniforme (era capitán del Ejército soviético), y le invitó a bailar ante la sorpresa de todos.

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