La decisión que tomó una coqueta oyente de Herrera: “No me gustaba la cara que tenía”

Nuestros fósforos más coquetos revelan sus trucos para sentirse guapos

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La decisión que tomó una coqueta oyente de Herrera: “No me gustaba la cara que tenía”

Pilar Abad

Publicado el - Actualizado

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Se dice que todos llevamos a un coqueto dentro, o no, pero lo cierto es que hay mucha gente a la que le gusta arreglarse, pintarse, sentirse guapo cada día, ya sea solo cuando sale a la calle e incluso cuando están en casa.

Y esa es la gente a la que denominados coquetos, aquella que la RAE define como “dicho de una persona: Presumida, esmerada en su arreglo personal y en todo cuanto pueda hacerla parecer atractiva”.

Y, entre los ‘fósforos’ de ‘Herrera en COPE’ nos encontramos con algunos coquetos que nos revelan sus trucos para sentirse guapos.

Gustavo nos habla de su hija a la que define como “súper coqueta”. Nos cuenta que cuan do ella tenía tres años “ya se pintaba las uñas y le hacía una caidita de ojos al vecino”. Además, recuerda Gonzalo a una amiga de su madre, “una mujer elegantísima y guapísima. Antes de que se levantara su marido se levantaba de la cama y se maquillaba y se volvía a acostar para que cuando se despertara su marido la viera bien guapa”.

Francisco nos cuenta su rutina diaria al levantarse “me ducho, me afeito, me pongo mi crema y mi colonia. Y plancho mi uniforme que ha de quedar impoluto, la raya del pantalón nunca debe faltar”. Francisco es jardinero del Ayuntamiento de Torremolinos y asegura que las camisas de su uniforme “que tienen más de 20 años, están como el primer día”.

Lourdes que es empleada de hogar nos cuenta que siempre que la ven le dicen “qué bien voy”. Y es que Lourdes confiesa que “no salgo de casa si no voy maquillada”. Además, nos dice que una de sus hijas ha salido a ella.

María Virtudes nos cuenta que si cuñada “ha sido toda la vida una súper coqueta y no sale a la calle ni un día sin su maquillaje y su pelo arreglado”.

Luisa confiesa ser “muy coqueta”, tanto que un día llegó a “tatuarse los ojos, el eyeliner, porque al despertar decidí que no me gustaba la cara que tenía”. Así que desde entonces siempre va maquillada.

Y, por último, Pilar que recuerda que el día que nació su hijo, a medianoche, “por la mañana me levanté antes que nadie para lavarme el pelo y maquillarme para recibir a las visitas”.

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