¿Qué supone para la UE la inyección de dinero del BCE? Gay de Liébana da la respuesta
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Disfrazado de Christine Lagarde, Santa Claus ya viaja por Europa desde su Laponia natal, en Finlandia, cargado con sus sacos de regalos y el primer lugar donde ha recalado ha sido la sede del BCE en Frankfurt. Allí ha dejado vales conteniendo medio billón de euros para que fluyan por las tierras que riega el euro hasta marzo de 2022. Sigue, pues, la intensa expansión monetaria, con el propósito de que en 2021 el vuelo de la economía de la zona euro no sea gallináceo, al preverse el rebote del PIB del 3,9% en 2021, sino imperial como el del águila.
Esos 500.000 millones corresponden a la aprobación del PEPP – que no PEPE-, Programa de Compras de Emergencia por la Pandemia, que sumará 1,850 billones de euros, de los que hasta la fecha circulan 700.000 millones. Gracias a tales paletadas de dinero, a interés mínimo del 0%, se consigue reducir costes de financiación de los países endeudados de la zona euro y el BCE coloca su balance en 7 billones de euros, el 60% del PIB de la zona euro.
Esos dineros del BCE permiten que las primas de riesgo de países con sus finanzas públicas en la cuerda floja aguanten, estén sedadas, evitando tensiones financieras que podrían desequilibrar la Europa del euro. También, las inyecciones de dinero del BCE suavizan la caída de la economía del euro en este garrafal 2020 al -7,3% del PIB, del mismo modo que en años anteriores han dopado parcialmente el crecimiento del PIB de algunos países, como España, donde se calcula que el impulso de Frankfurt ha vigorizado el PIB en un 50%.
No obstante, el gran reto del BCE es que sus generosas ayudas impulsen la inversión y el consumo en toda la Europa del euro, y la inflación, objetivo no logrado aún. Pero los bajos tipos de interés agrandan la burbuja de la deuda corporativa y hacen temer por las empresas zombi.