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Para conocer el curioso origen de este apodo tan felino hay que remontarse a la reconquista de Toledo, allá por principios de la Edad Media, momento en el que Madrid se encontraba bajo el dominio árabe. Entonces a la ciudad de Madrid se la conocía como Mayrit . Precisamente cuando las tropas de Alfonso VI marchaban hacia Toledo se encontraron en el camino con un pequeño inconveniente que era el Alcázar de Mayrit, que estaba rodeado de un gran obstáculo, su gran muralla.
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En ese momento tuvo lugar "un gran acción individual" de uno de los soldados. “Con la ayuda de un cuchillo fue clavándolo en la muralla y así consiguió trepar hasta arriba y abrir las puertas para que entraran sus compañeros. Compañeros que por otro lado cuando le vieron trepar pensaron “parece un gato”.
Tanto caló este apoyo, que la propia familia de este heroico soldado lo “adoptó como apellido y se hicieron diseñar un blasón en el que aparecía una muralla y un puñal”. Tras esta gran gesta “gato quedó para siempre adherido a los madrileños "fetén”.