El motivo por el que Napoleón pasó la noche en la Gran Pirámide y por qué nunca contó lo que ocurrió allí: "Tenía que ser la muerte"

El escritor y colaborador de COPE, Javier Sierra, investigó el suceso hasta el punto de que él mismo pasó una noche dentro de la pirámide para encontrar la respuesta a este histórico enigma

JAVIER SIERRA
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Escucha 'Lo Misterioso' con Javier Sierra en 'Herrera en COPE' este martes 17 de septiembre

Redacción Herrera en COPE

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Napoleón Bonaparte, cónsul y emperador de Francia en el siglo XIX, es uno de los personajes históricos más conocidos. Su vida e imagen han sido retratadas en infinidad de monumentos y obras de arte a través de todo el mundo, pero no siempre con el éxito o exactitud deseados.

La última película que ha pretendido ilustrar al francés es 'Napoleón', dirigida por Ridley Scott. Aunque se ha caracterizado por recibir las críticas de multitud de historiadores y fans del personaje, como es el caso del escritor y colaborador de COPE, Javier Sierra.

Uno de los principales episodios que más sorprendió a Sierra, pero para mal, fue el del paso del emperador francés por Egipto. El escritor ha aclarado en 'Lo misterioso' en 'Herrera en COPE' la verdadera relación entre Napoleón y el país a orillas del Nilo.

Napoleón frente a la Esfinge durante la Invasión de Egipto

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Napoleón frente a la Esfinge durante la Invasión de Egipto

200 sabios para conocer Egipto

Este fue el número de estudiosos que llevó Napoleón a este país, además de 30.000 soldados, con el objetivo de conocer en profundidad Egipto. Además, Javier Sierra comenta que "en 1798 funda el Instituto de Egipto, que se dedica a la preservación, inventariado, estudio de todas las antigüedades del país".

Además, explica Sierra, "hizo algo que no se ha vuelto a hacer en la historia de la humanidad. Y es una publicación que se llama Descripción de Egipto, en varios tomos, que es un auténtico retrato de cómo estaba Egipto en aquella época, sin cámaras fotográficas, ni topografía en tres dimensiones".

La noche de Napoleón en la Gran Pirámide

Javier Sierra recuerda que, en su primera visita a Egipto, un guía le habló de que Napoleón Bonaparte pasó una noche en la Gran Pirámide. Así reaccionó en el momento: "Yo pensé que me estaban tomando el pelo porque los egipcios y especialmente algunos guías son muy dados a exagerar las cosas, pero al documentarme vi que era verdad".

"La noche del 12 al 13 de agosto de 1799, Napoleón pidió que lo llevaran, que lo escoltaran hasta la Gran Pirámide, se introdujo él solo en los pasillos de ese monumento y no volvió a salir de allí hasta las seis de la mañana del día siguiente amaneciendo", relata el escritor. 

A pesar de que el emperador francés nunca dijo por qué quería entrar en la pirámide, Sierra comenta que "Napoleón había leído algunos de los textos clásicos, en fin, que venían desde la Grecia antigua, que hablaban de viajeros que pernoctaban dentro de estas tumbas como prueba de valor".

Sin embargo, como detalla Javier Sierra, "al salir de la pirámide, lejos de mostrar valor u hombría por haber vencido las tinieblas de la muerte en el interior de aquel monumento, lo hizo desencajado".

Fue entonces cuando da comienzo el misterio de su noche en la Gran Pirámide, con la respuesta que le dio a un soldado sobre lo que le había pasado dentro:  "Aunque os lo contara, no me ibais a creer". "Y nunca lo contó", completa Sierra.

Tras los pasos de Napoleón

Después de conocer este misterio, Javier Sierra explica: "Solamente me dejó una alternativa para averiguar qué era eso que le pasó a Bonaparte y que, si lo contaba, nadie le iba a querer. Y lo que me obligó fue a pasar mi propia noche en la Gran Pirámide". 

Así, en 1997, el escritor se introdujo en la Pirámide de Keops para pasar la noche. ¿Cómo lo hizo?: "Bueno, digamos que fue una pernocta alegal. La posibilidad de pedir un permiso en un monumento que es patrimonio de la humanidad y muy protegido es muy remota. Pero bueno, digamos que siempre hay caminos B". 

Lo que más impresionó a Javier Sierra fue el momento de quedarse a oscuras en el interior de la cámara del rey en la que también había estado Napoleón. "Lo que hice fue intentar controlar todos mis miedos".

Sarcófago de granito rojo en la Gran Pirámide

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Sarcófago de granito rojo en la Gran Pirámide

"Una vez que sostienes eso. Bueno, pues estando en esa situación, yo noto cómo los límites de mi cuerpo, la autopercepción que tenemos, donde empieza la atmósfera y termina la punta de mis dedos, noto que eso empieza a disolverse", recuerda Sierra.

Sintiendo la muerte y la vida

El escritor reconoce que es una sensación tan fuerte que pensó lo siguiente: "Aquello tenía que ser la muerte, que me estaba muriendo, que estaba en una oscuridad, en un silencio absolutamente atronador". 

Finalmente, a las 7 de la mañana, Javier Sierra consiguió abrirse paso hasta la salida con desesperación, pero lo que descubrió al salir le deslumbró:

"Cuando salí a la puerta y recibí la primera brizna del aire de la meseta de Giza y las primeras gotas de sol, tuve una sensación que la voy a describir de una manera muy concreta. Tuve la sensación de estar vivo. Por primera y única vez en mi vida supe lo que era la vida, porque ahí dentro había estado muerto". 

Pirámides de Giza al amanecer

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Pirámides de Giza al amanecer

Aclara que si Napoleón había experimentado lo mismo, "lo que se había producido en ese acto era una auténtica ceremonia de iniciación". El objetivo de estas era que abandonasen el miedo y Javier Sierra explica que: "Eso es lo que yo creo que le pasó a Bonaparte". 

Sobre todo, eso explica, para Sierra, lo que vino a continuación, "porque Napoleón el día 15 abandona en secreto Egipto, regresa esquivando a su enemigo Nelson, los barcos ingleses que lo querían matar, y, cuando llega a Francia, al cabo de unas semanas, da el golpe que le convierte en cónsul de Francia". 

La pirámide inmortal

Esta historia le llevó a escribir La pirámide inmortal y en la que intenta explicar "ese proceso de transformación interior, casi iniciático, de vivir esa noche en la gran pirámide, trasladarlo desde la imaginación, obviamente, a la retina del lector que se acerque al libro".