Javier González Ferrari: "Las autonomías bien gestionadas deben ser condenadas a pagar excesos y despilfarros"

Miro el último globo sonda lanzado por el ministro Escrivá y la respuesta de la ministra portavoz desautorizándole, pero eso sí, poquito. La rueda de prensa de los martes apenas informa, pero sirve para arremeter contra el PP.

Todo vale para atacar a Feijóo y los suyos. La osadía de Moreno Bonilla, ganador por mayoría absoluta, en la otrora Andalucía socialista, que la usó como su principal granero de votos hasta llegar a delinquir, como afirma la sentencia del Supremo sobre la golfada de los ERE, de suprimir el impuesto de patrimonio, como ya había hecho Ayuso en Madrid, ha conseguido sacar de quicio al sanchismo y sus compinches, que entienden los impuestos como confiscatorios.

La bajada temporal del IVA de la luz y ahora la del gas, por tiempo limitado, no basta para disimular la voracidad recaudatoria de un gobierno que se gasta nuestro dinero en colocar a los suyos y salvar empresas que llevan años rozando la quiebra, pero que sirven de vehículo para lanzar su propaganda a los cuatro vientos.

El impuesto de patrimonio lo único que consigue es ahuyentar la inversión privada para crear una riqueza que no se consigue con ese pez globo que es la inversión pública. Quitar las competencias autonómicas con la falsa excusa de armonizar los impuestos en todo el territorio es una falacia del tamaño de la Muralla China.

La cogobernanza aquí no sirve, porque las autonomías bien gestionadas deben ser condenadas a pagar los excesos y despilfarros de las que no lo están.