Herrera: “¿Está en el fondo de todo esto la pretensión de Sánchez de presidir la Comisión Europea en el 2024?

Analiza Carlos Herrera las políticas que está llevando a cabo Pedro Sánchez hasta llegar a la conclusión que le lleva a ponerlas en práctica

Carlos Herrera

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Señoras, señores, me alegro, buenos días

Ya están aquí las 8 de la mañana, ya son las 7 en Canarias. Día de lluvias prácticamente en todo el país, benditas lluvias, que además parece que durante toda la semana van a continuar y van a pillar parte de la otra en algunos lugares, bueno será.

LOS PROBLEMAS DE SÁNCHEZ

Verán ustedes, esta es la crónica, como lo decía desde las 6 de la mañana, de un gobierno atascado, atascado porque la carretera es pedregosa indudablemente. Pero al Gobierno no le funcionan bien las amortiguaciones, no le funciona bien casi casi nada. La huelga de transportes se mantiene, se le amontonan las críticas por el volantazo con la política del Sáhara, y Sánchez no encuentra apoyos para desindexar el gas del precio de la energía finalmente y bueno, al menos, su socio Podemos es sumiso y no le da problemas. Pero tiene problemas que indudablemente se reflejan en todos nosotros, en nuestra vida cotidiana.

EL VOLANTAZO CON EL SÁHARA

Miren, unas pinceladas nada más acerca del asunto del Sáhara que tiene una importancia trascendental, histórica en la política exterior de España, en la fortaleza de España como país en el enclave en el que se encuentra, ese Occidente, la Unión Europea, la OTAN… en fin, los países presentables del mundo, todo el mundo. Con este volantazo de Sánchez, se sienten engañados incluso aquellos que creen, que creemos, que esa decisión tomada en torno al reconocimiento del Sáhara para Marruecos es una decisión que antes o después se debía o se iba a tomar.

El problema es cómo la toma y con qué misterios la toma. El hecho de que todo el mundo se sienta engañado, ayuda a pensar que indudablemente Sánchez tiene que dar una explicación, si quieren la explicación de que ha sacrificado las formas aunque fuera solo por la discreción final de un asunto que hemos conocido gracias a Marruecos. Y cunde la sensación en todos, incluso aquellos entre aquellos que evidentemente están porque esa medida responde a los intereses de España, cunde la sensación de que hay algo que no cuentan, ni las contrapartidas que tiene ese acuerdo, ni las amenazas que planeaban o planean sobre Ceuta y Melilla y que han hecho precipitar esa decisión, ni la respuesta que cabe esperar de Argelia.