Monólogo de Herrera del jueves 22 de noviembre
No te pierdas la actualidad de este jueves marcado por el varapalo de Bruselas, la OCDE y el FMI a las cuentas de Sánchez
Madrid - Publicado el - Actualizado
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No te pierdas la actualidad de este jueves marcado por el varapalo de Bruselas, la OCDE y el FMI a las cuentas de Sánchez.
¿A qué me refiero? A la puesta en práctica de algún cierto matonismo de feria, matonismo de barrio, como dice Gistau, un pistolerismo verbal que nos remite al Parlamento de los años 30, que era lo que era, una muestra en este caso de la degeneración política que ahora mismo estamos viviendo. ¿Como saben ustedes qué ocurrió? Se levantó el señor Rufián, por llamarle de alguna manera, y llamó al ministro Borrell fascista, indigno , hooligan de extrema derecha... No sé por qué le cogió exactamente ayer con Borrell.
Miren, podrá ser muchas cosas, pero, desde luego, ni es fascista, ni es hooligan, ni es de extrema derecha, ni es de... Es un señor, hombre, formado, con una carrera política que ya quisieran muchos tener y, además, de ser de lo más serio, de lo más consistente de este Gobierno. Bueno, pues le llama todo eso.
Ana Pastor le ordena que abandone la Cámara, y cuando se está marchando, un pájaro que se llama Jordi Salvador, este diputado del partido golpista, Esquerra Republicana, insisto, partido golpista, este diputado golpista, que es de los que divulgaba los alojamientos de los policías durante el 1 de octubre y la Diada para que le fueran acosados, linchados verbalmente, tal y que cual, hace el gesto de escupir al señor Borrell.
Hombre, ahora no nos detengamos en si salió esputo o no salió esputo. Si el esputo llevaba nervio o no llevaba nervio. Si realmente... Simplemente hacer el gesto. El gesto es lo que realmente importa. Ellos lo niegan, pero verán, yo entre la palabra de Borrell y la palabra de un golpista, pues me fío más de la palabra de Borrell, como es evidente. Entre otras cosas, porque si no es verdad, desde luego, es verosímil habida cuenta los antecedentes de cada uno.
Llamarle fascista, en fin... Esto... Por cierto, una aclaración. Llamar a alguien golpista es una descripción de los hechos. Llamar a alguien fascista es un insulto que, por cierto, se divulga tanto que ya somos todos fascistas aquí. ¿Quién no es fascista? Bueno, ya el que no sea fascista, perdóneme, es que algo no está haciendo bien.
Bueno, Borrell le replicó hablando del serrín y del estiércol, que es una forma gráfica de definir la forma de actuar de este individuo y del resto de individuos. Pero hay que recordarle algo al señor Borrell. Estos del serrín y del estiércol son los que van a visitar los socios o enviados del Gobierno a las cárceles. Y son los que tienen los votos gracias a los cuales el señor Borrell es ministro. Fíjense ustedes qué tremenda sensación. Y algunos dicen: “Hombre, tendría que haberse... El Gobierno en pleno haber apoyado el señor Borrell, haber roto relaciones...” Ya, ya, pero es que los mantienen.
Por eso salió Sánchez e hizo una nota beatifica extendiendo las culpas a todos y diciendo que todos tienen la culpa. No, no, vamos a ver, todos no. El que tiene la culpa es el que escupe. El que escupe que, además, es socio tuyo. Y tú también tienes la culpa, eso sí es verdad, por tener a esos socios. Y por dejar solo a Borrell. No se le puede dejar solo al señor Borrell en este caso, que le aplaudieron más los diputados de Ciudadanos que los propios del PSOE.