Herrera a las 8, lunes 13 de abril de 2020

Herrera analiza el "caos y la improvisación" de la primera vuelta al trabajo tras los permisos recuperables

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Señoras, señores, me alegro, ¡buenos días!

Bienvenidos al Lunes de Pascua. Feliz Pascua de Resurrección. Sin Romero en la Maestranza no es lo mismo. Festivo en ocho comunidades. Después de una Semana Santa ciertamente extraña, la más extraña que recordamos, el silencio de las calles por donde debieran procesionar las imágenes religiosas, el 0% de ocupación en hoteles ya es historia, y ahora estamos en la pelea para evitar que esto se repita o que se prolongue más de lo necesario. Como saben saben ustedes, hoy vuelve a cambiar un tanto en una decisión, cuando menos arriesgada, el permiso para desconfinarse y trabajar en determinados ámbitos que ahora les iremos explicando.

Ayer la cifra de fallecidos volvió a 619, volvió a subir, hay 166 mil infectados de forma oficial, no sabemos el número total en España, casi 17 mil fallecidos, es una barbaridad, por millón de habitantes es la cifra más alta del mundo, y luego 62.4oo curados, que son la prueba eviente de la calidad del sistema sanitario. Se frena el ritmo de contagios. Ya solo crece un 2,6. La semana pasada era 4,8, pero siguen registrándose muchos nuevos casos, ayer más de 4.000.

Bueno, y hoy España, como les digo, vuelve al nivel de actividad previa a los 15 días de confinamiento. Y la vuelta está siendo tan caótica como la suspensión. Igual. No hay ni un solo elemento en la gestión del Gobierno que no aparezca trufado de improvisación , rectificaciones, falta de previsión. Ayer mismo volvían por la noche a enmendar sus propias instrucciones para la vuelta al trabajo, por ejemplo, en el sector de la construcción.

Y además del mismo modo que se cargó el coste de estos 15 días de permiso recuperable, los costes de las empresas, también el coste de la protrección va a correr a cargo de las empresas. Y posiblemente grandes empresas ya hayan previsto su dotación en equipos de protección, pero es difícil pensar cómo pueden equiparse empresas si el Gobierno de la nación ha tardado tantísimo en conseguir un reparto fluido de material. Y veremos a lo largo de la jornada qué es lo que pasa con el reparto de mascarillas prometido mpor el Gobierno.

Toda la tarde de ayer fue un caos de insrucciones a las delegaciones del Gobierno. En Madrid, por ejemplo, se va a limitar de 6 a 9 de la mañana determinadas estaciones de metro y transporte público.

Y, fíjense ustedes, es una idea de la que cuesta a mí sacarme, a la vista de todas estas improvisaciones, lo que cunde es la sospecha de que estamos confinados porque en realidad el Gobierno no sabe cómo sacarnos de casa, porque no tiene los medios para levantar el confinamiento de manera segura.

¿Qué hace falta para salir de manera segura? Test masivos, un mapa fiable de la enfermedad. No es lo mismo Huelva que el Corredor del Henares, datos sobre contagiados que lo han superado, estudios sobre el desarrollo... No tenemos nada de eso, nada.

En este ambiente de improvisaciones, ayer hubo conferencia de Sánchez con los presidentes autonómicos que fue un catálogo de quejas por la política de hechos consumados, por la falta de previsión sobre medidas a adoptar. Urkullu, el vasco, fue el más duro al señalar que la actitud del Gobierno provoca una desorientación casi inadmisible, otros como Juan Manuel Moreno, el andaluz, pidieron que se modifique el dato de las conferencias para que puedan ser mínimamente operativos, o Torra, que se quejó por el levantamiento precipitado de la etapa más dura del confinamiento. También están los que han pedido que la vuelta a la normalidad se vaya haciendo de forma escalonada.

En fin, estas improvisaciones, hay dos encuestas en ABC y La Razón, al señalar que esa es la manera en que perciben la gestión del Ejecutivo. La gestión de comunidades resulta más valorada que la gestión del Gobierno de Sánchez.

Y ayer Sánchez, en plena paella dominical, volvió a irrumpir en todos los hogares de España para hacer lo que él hace: propaganda porque, de hecho, no tenía nada nuevo que decir, pero salió más chavista que nunca a colonizar el telediario. Además, fíjense, hay una cuestión muy llamativa: la utilización del lenguaje bélico. El lenguaje bélico más llamativo que nunca: "no podemos deponer las armas, hay que seguir combatiendo, nadie nos va a detener hasta vencer en esta guerra, hay un frente sanitario, un frente económico y social, el enemigo se ha propuesto arrebatar vidas, estamos inmersos en una guerra total, cuando venzcamos esta guerra necesitaremos las puertas para vencer la posguerra..."

Iván Redondo tiene sueños húmedos con el momento en el que le pueda escribir a Sánchez "cautivo y desarmado el ejército vírico, las tropas sanchistas se aprestan a tomar las últimas posiciones".

Miren, Sánchez utiliza una retórica cursi, hueca, pero no es inocente. Él necesita que esto sea una guerra, primero para buscar a un enemigo, que es la sitiacion donde él se siente más cómodo; luego para escamotear su responsabilidad en la situación actual; y luego para presentarse como el vencedor de la guerra, el gran líder que nos supo llevar hasta la victoria sobre el bicho a base de tenernos encerrados en casa.

Pero esto no es un aguerra, esto es una epidemia, esto no es un conflicto bélico, es una catástrofe de salud público, que es algo muy distinto. La gente no muere por los ataques o las bombas de un enemigo, la gente esta murioendo por una enfermedad que no se supo prevenir en condiciones y la única victoria sobre el virus es de la ciencia: descubrir la vacuna y el tratamiento. Y eso no depende de Sánchez a pesar de todas las tonterías que pueda decir Sánche o el ministro astronauta.

Lo que estamos haciendo los españoles es compensar con nuestro confinamiento los fallos de previsión de este Gobierno. Y si esto fuera una guerra, lo que tiene que explicarnos Sánchez es por qué tenemos más bajas que ningún otro país del mundo.

Y el segundo elemento destacable de esta bolivariana presidencial de ayer de aló presidente ha sido el descubrimiento del término de desescalada política. Sánchez dijo "propuesta de corazón y sincera gran pacto de Estado para la recostrucción. Casi se le espaca un puchero, vamos".

Es curioso que el mismo Sánchez que el jueves pasado arremetía en sesión parlamentaria contra las autonomías del PP, el que soltó a Adriana Lastra a decir barbaridades, a vomitar descalificaciones, ayer hablaba de desescalada política. El mismo Sánchez que se deshace en requiebros contra los independentistas que no apoyan sus medidas y se lanza furioso contra el PP que sí las apoya, este es el que habla de consenso y de unidad.

Y luego, por demás, ayer Irene Montero, déjenme dedicarle un minutito. Una de las ministras del 8M infeccioso que salió ayer para pedir una salida antifascista a la crisis del coronavirus, no se lo pierdan, una dalida antifascista a la crisis del coronavirus. De verdad, Irene, resetéate, ponte al día. Habéis recibido todo el Gobierno un profundo baño de realidad. En España el riesgo no es el fascismo, es una enfermedad que se lleva cada día a centenares de vidas por delante. Centenares, Hay miles y miles de personas que han muerto porque un Gonierno torpe del que tú formas parte no fue capaz de adoptar medidas de prevención de la enfermedad. Esa es la situación de España que a lo mejor no conoces porque no te llega al chalet de Galapagar. Esa es la España doliente que estamos viviendo. Ese lenguaje demagógico, cutre, fuera de la realidad, esa salida antifascista del virus resulta profundamente irritante, por decir algo.