Barbosa: “El PSOE ha decidido abandonar la centralidad para irse a jugar al bando de uno de los extremos”

- 9 MIN

¿Qué tal, buenos días?

Este es el último Herrera en COPE de este año. Habrá más, habrá más. Y ya la semana que viene, algunos de ellos serán con el propio Carlso Herrera ya dándolo todo para deleite de sus fans, pero Herrera en COPE, edición 2023, ya no habrá más. Ya este año empezará a formar parte de la fonoteca y son días estos, en los que uno suelta un año para meterse en otro en los que como te descuides te invade la nostalgia por lo vivido o la inquietud por lo que esté por venir.

Pero, claro la vida es eso: abrazar lo que hemos sido y seguir empujando los días aunque sólo sea por la curiosidad de averiguar qué nos espera en el próximo cambio de rasante.

¿A las cuántas estaremos el año que viene, a estas alturas? pues el tiempo lo dirá y que ojalá que sea bueno para todos.

Claro también es verdad que hay cosas que son más fáciles de adivinar, que eso de cómo estaremos en diciembre de 2024. Por ejemplo, lo que iba a pasar ayer en Pamplona.

Pamplona, capital de la polarización

Ayer Pamplona fue la capital de la polarización, esa palabra que se ha puesto de moda este 2023 y que es un fenómeno que, aunque Sánchez finge que le inquieta, en realidad le encanta.

Le encanta porque el sanchismo utiliza como principal material de construcción precisamente esa polarización que lo lleva todo a los extremos, para convertirlo en blanco o negro.

De manera que invita a cada ciudadano a tomar partido por uno de los extremos, comprando todo el pack de ese extremo, incluidas las cosas que no le gusten o no le acaben de convencer.

De hecho, cuántos españolitos no hay por ahí (y seguramente usted tendrá que lidiar con más de uno en las comidas o en las cenas de las fechas señaladas) diciendo eso de “a mí no me gusta Puigdemont y no me gusta la amnistía, pero con que no gobierne el PP con VOX lo que haga falta lo que haga falta”.

Bueno, pues eso es una sociedad polarizada.

Y, claro, esta dinámica que afecta a toda España ha ido a cristalizar con especial virulencia en una comunidad muy particular como es Navarra.

Lo mejor del día de ayer es que no hubo que lamentar incidentes, más allá de la enorme tensión que se vivió frente al ayuntamiento de Pamplona.

La escena es la que hemos escuchado... Filotearras de Bildu gritando “UPN kamporá” (“fuera UPN”) (y otro tipo de consignas que ya usaban hace pocos años para acosar a los señalados y amenazados por ETA) y enfrente “seguidores de UPN” que les devolvían los abucheos y que mostraban su apoyo a Cristina Ibarrola, la alcaldesa que ayer dejó de serlo.

Son las dos Navarras. Porque Navarra es el Valle de Baztá y Navarra es La Ribera.

Y lo que quieren algunos navarros es absolutamente incompatible con lo que quieren otros. Y, precisamente por eso, en ese tipo de territorios es donde se hace más necesaria la centralidad política.

Claro, “centralidad” si quieres mantener “unida” esa comunidad. Si lo que te has propuesto es partirla, entonces no entonces no te conviene defender esa centralidad.

Centralidad que, de existir y de cultivarse, debería depender en buena medida de un partido como el PSOE.

Y lo novedoso de todo esto es que el PSOE ha decidido abandonar la centralidad de un partido de Estado para irse a jugar la partida al bando de uno de los extremos.

Porque Pedro Sánchez ha echado cuentas y se ha dado cuenta de que, por sí mismo, jamás volverá a gobernar con mayoría absoluta en España, pero que si se alía con la parte más radical de la izquierda y todos los nacionalismos periféricos pues entonces el poder puede estar asegurado por mucho tiempo.

Y “esa estrategia” muchos socialistas, (por lo que estamos viendo), consideran que merece la pena por más que haya que pagar un precio muy alto.

Y ayer el precio a pagar fue, seguramente, el más cuestionable y el más inmoral que puede haber en España.

El de traicionar, no ya la palabra dada por Sánchez (que eso ya es costumbre), sino traicionar a esa una ciudad, a la que le dijiste en campaña electoral que no pactarías con Bildu, para al final acabar rindiendo el ayuntamiento de esa ciudad a Bildu

Y Bildu son aquellos que “durante años” jalearon los 27 asesinatos de ETA cometidos en las calles de Pamplona y que, a día de hoy, no sólo no han condenado esos asesinatos sino que algunos de los que van en sus listas tienen un pasado de colaboración con el terrorismo o su entorno callejero.

Hacer eso en Pamplona es hacer demasiado.

Es pedirle, por ejemplo, a María Caballero, que tuviera que presenciar ayer como concejala de UPN cómo toman el bastón de mando y brindan con champán los herederos políticos de los que mataron a su padre, a Tomás Caballero, de varios tiros en plena calle. En una calle de esa ciudad de Pamplona.

Y es traicionar a los propios votantes socialistas que votaron al PSOE con la promesa de que el PSOE no haría lo que ayer hizo.

Si tu vas a las elecciones del 28 de mayo diciendo que el PSN está en contra de apoyar a Bildu para la alcaldía, ese 28 de mayo demostró que no hay una mayoría social en Pamplona que quiera a los filoetarras en el poder.

Los filoetarras se hacen con el bastón de mando, si el PSN, en un momento determinado, utiliza votos de pamploneses que no quieren a Bildu para que gobierne Bildu.

Y esa es la traición que se cometió ayer para alegría de Joseba Asirón.

Miren, Asirón es el ejemplo más claro de blanqueamiento de un tipo que ha sido una abertzale de toda la vida.

Porque Otegui siempre ha sabido que lo suyo no tiene remedio, su condena por secuestro y su exposición mediática durante tantos años han hecho que él mismo se resigne a que Bildu, para seguir camelándose a los chavalitos del País Vasco y Navarra, tiene que poner a un candidato joven, con menos pasado, como el tal ochandiano, este que han puesto.

¿Pero Asirón? A Asirón lo quieren presentar ahora como si hubiera sido la Madre Teresa dentro del mundo abertzale porque fue de los primeros que dijo algo medianamente diferente a las justificaciones puras y duras de los atentados.

Y Asirón cuando mataban a alguien en Pamplona, cuestiona el asesinato, no tanto por el drama humano del que había perdido la vida sino porque eso perjudicaba, decía, a los que defendían la causa euskaldún en Navarra, que es que ahora parece que Asirón salía ahí en los primeros 2000 a cuestionar frontalmene a la dirección de ETA, vamos, ni mucho menos.

Y “los que le acompañan” de concejales, peor todavía. De esos no se recuerda ni media condena de los atentados.

Pues ahí les tienes, brindando con champán en el consistorio.

Ayer desde luego, quedaron varias imágenes para el recuerdo. A

Una fue esa, la sonrisa de Asirón y el resto de abertzales brindando con champán.

La otra fue Cristina Ibarrola saliendo por la puerta principal del ayuntamiento de Pamplona, una vez que había dejado de ser alcaldesa.

Lo hizo como nos dijo en este programa que lo iba a hacer, unas horas antes de la moción: con la cabeza alta y sin esquivar a los simpatizantes del mundo proetarra que estaban a las puertas del ayuntamiento.

Algunos la increparon pero conforme fue alejándose del consistorio lo que tuvo a su alrededor fue una comitiva de pamploneses, que la arroparon y le dieron su cariño.

Antes, durante la moción de censura, dejó unas palabras que se van a recordar en Pamplona durante bastante tiempo…

Pues el caso es que Pamplona ya está en manos de Bildu y esto no es más que una pieza más en el muro de Sánchez.

En ese muro que, en realidad, es un proyecto para convertir a España en un entidad de aire confederal que, de completarse, nos devolvería a una dinámica más propia de la Edad Media que de la España moderna.

Y si le parece exagerado, piénselo por un momento con detenimiento….

Porque, mire ayer fue un día en el que se vio claramente que el sanchismo consiste en un cambio de cromos, en un pacto para intercambiarse cuotas de poder e instituciones territoriales.

Yo te doy a ti el control sobre Cataluña, al otro le doy el control sobre Pamplona y todos me garantizan a mí el control sobre Moncloa. Sabiendo que estaré en Moncloa, mientras les respete a los demás su trozo de cortijo.

Es decir, Sánchez lo que está proponiendo a los separatistas no es otra cosa que ser un primus inter pares, una especie de dirigente que tenga “ascendencia formal” sobre todos los reyezuelos periféricos que le rodean, siempre y cuando respete los fueros de esos reyezuelos.

Y eso, amigos míos, es muy parecido a lo que pasaba en esta querida tierra nuestra hasta que llegaron los Reyes Católicos: que el Rey era Rey pero dependía de que los nobles, de aquí y de allí, tuvieran a bien apoyarle.

Cuando dicen Sánchez tiene tics absolutistas. Ya quisiera Sánchez jugar a ser unrey absoluto que haga y deshaga a su antojo. El absolutismo fue una época en la que el Rey consiguió imponerse definitivamente al resto de nobles, usando como herramienta al Estado-Nación.

Sánchez no es eso. Sánchez está disolviendo al EStado, para volver a la situación anterior. Sánchez no es un tipo que se pase el día haciendo cumplir su voluntad sin que le rechisten. Al contrario, se pasa el día cediendo, pagando peajes, entregando plazas como la de Pamplona, cuidando determinadas relaciones, recomponiendo determinadas alianzaspara ganar un día más en el trono.

Y a ese modelo que encastilla a determinados territorios y que se olvida de la igualdad de los ciudadanose han venido a llamar progresismo. Que es ya el remate de la ironía

Y otros dirán, “bueno y llegados a este punto, ¿Qué margen hay para evitar esta dinámica y volver a un país moderno en el que el PSOE y el PP se comporten, yo que sé como el SPD y la CDU en Alemania o como los socialdemócratas y los conservadores en los países escandinavos?

Pues vaya a usted a saber, pero, de momento, el líder del PP, Núñez Feijóo, lo ve complicado, visto lo visto ayer en Pamplona.

Feijóo hizo su balance de fin de año y, como se esperaba, fue muy crítico con el gobierno.

Además del dislate territorial, el líder del PP exigió a Sánchez que, para apoyar el decreto anticrisis, el gobierno debe incluir una rebaja en el IVA de la carne y el pescado y no subir, de momento, el precio de la luz y el gas.

En todo caso, como estamos en fechas navideña todavía queda algún resquicio para el entendimiento y, precisamente hoy, parece que PP y PSOE pueden presentar la reforma del artículo 49 de la Constitución, que cambiará la palabra disminuidos por personas con discapacidad.

Algo es algo, aunque ese entendimiento debería ser mucho mayor, porque es lo que pide la centralidadde este viejo país.