Herrera: "Los de Arran y la CUP agreden a los de Vox y la culpa es suya por provocar"

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Señoras, señores, me alegro, ¡buenos días!

Pues ya lo ven. Son las 8 de la mañana del primero de abril del 2019. Ya estamos arrancando una semana de este mes, segundo trimestre del año. Ojo, que esta semana usted va a comprobar cómo a partir del miércoles bajan un poco las temperatura. Notablemente en la mitad norte, algo menos en la mirad sur o el resto de la península. Y ahí andamos. Van a llegar, seguramente, lluvias ligeras. Prácticamente, no crean ustedes que esto va a dejar de ser un secarral donde lo sea. No, pero bueno, bienvenida sea la lluvia en el mes de abril, que abril da para eso.

Ayer la España rural dio un toque de atención a la política, incluso a la política que de forma manifiesta se puso al lado de los que reivindicaban la atención que merecen. Plataformas como 'Soria Ya' o 'Teruel Existe'. Oiga, Teruel Existe tiene ya 20 años. 20 años. Fue la pionera de las quejas. De esa, yo le vengo hablando esta mañana de Laponia española. De ese territorio que forma una parte de La Rioja, buena parte de Aragón, parte de Guadalajara, coge un poco de Soria... En fin, etcétera, etcétera, que son muchos miles de kilómetros cuadrados para medio millón de habitantes.

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Esa es una España que se va vaciando. Se va vaciando porque las ciudades dan posibilidad de muchas más cosas, ¿no? Luego si quieren, a las 10 de la mañana, les preguntamos por qué dejó usted su pueblo, por qué salió usted de su pueblo. Hay gente que sale de su pueblo porque no tiene más remedio, porque tiene que labrarse un futuro que en su pueblo no lo tiene. Hay otros porque quieren, porque les gusta más la ciudad. Y hay otros porque en su pueblo se quedarían, desarrollarían seguramente industria en su pueblo, pero no tiene las condiciones para ello.

Efectivamente, estamos ante una situación que exige un pacto de Estado a largo plazo porque, miren, si la España rural se vacía, el campo se desertiza, los pueblos se cierran, pasan a ser esqueleto fantasmales de ladrillo o de adobe en medio de páramos.

¿Ese es el escenario que queremos para esa otra España no necesariamente de pueblos pequeños, de pueblos de 10 personas? No, no, de ciudades de que no llegan a las 30.000 habitantes. En toda esa zona que le he dicho de Laponia solamente hay tres ciudades que superan los 30.000 habitantes, que son Teruel, Soria y Cuenca. Cuenca tiene la fortuna de estar mejor comunicada a través, fundamentalmente, del AVE que le da un respiro. Pero no así las otras. La provincia de Cuenca sufre también de todo esto que estamos hablando ahora mismo.

Y el Pacto de Estado es inevitable porque estas cosas no se solucionan de un día para otro: infraestructura, inversiones, fiscalidad.... Todo ello, es decir, la gente quiere vivir mejor. Es evidente. Necesita ganar más y a lo mejor resulta que cree que se gana más en la ciudad aunque, luego, la ciudad sea más caro vivir. Lo que hay que hacer es más atractivo a una empresa instalarse en Teruel que en Zaragoza, en Soria que en Valladolid, ya no digamos que Madrid o Barcelona.

Bueno, y eso se consigue haciendo la fiscalidad, quizá la fiscalidad más amable: incentivos. Y que vuelva la gente a trabajar a esos lugares y haya un dinamismo que no haga que esa España sea la España vaciada, ¿no? Porque, seguramente, le van a prestar atención, al menos, en campaña porque ya saben ustedes que las campañas son para estas cosas.

Luego, han reconocido los socialistas que los viernes electorales sirven para congraciarse con varios votantes, con muchos millones de votantes. Claro, a costa del dinero de todos los españoles. Lo ha dicho el señor Ábalos. Dice: “No, viernes sociales. Cuando me dicen viernes electorales. ¿Por qué no?" Claro, como no tienen ningún reparo en reconocer las cosas.

Bueno, pues estos están que lo tiran regalitos. Hay regalitos para todos. La tómbola. Niños, acudid a la tómbola. Venid, llevaros lo que podáis. Claro, ya saben ustedes que estos nunca aclaran cómo lo van a pagar. Cuando forme Gobierno, que seguramente lo formará Pedro Sánchez si no hay sorpresas, el voto oculto, ya saben todo ustedes, entonces llega la factura de los viernes sociales.

Y, entonces, el tipo dirá: “Bueno, vamos a ver cómo le subimos, cómo le apretamos las tuercas a la clase media y cómo se la apretamos a las empresas para que paguen la factura que yo he firmado para poder ganar elecciones”. Eso es populismo ramplón, que es lo que nos espera de aquí hasta el final de esta campaña en la que...

Bueno, bueno hoy siguen apareciendo algunos sondeos, efectivamente, que dan la el mayor número de votos al PSOE. Hombre, yo reparto regalos los viernes, tengo a la derecha dividida, tengo a una derecha más dura que yo llamo fascismo, extrema derecha, que es el voto de la España cabreada, que ahí está, que surge, que es lo mismo que le pasaba a Podemos en 2015. Podemos que cae y luego, yo, por cierto, que ya tengo por ahí a Iceta diciéndole a los separatistas que no se preocupen, que ya llegaremos a un acuerdo para lo que sea necesario.

Eso es lo que es evidente que hay mucho voto oculto, con la incógnita de Vox, y ya les digo, pero mucho voto oculto que puede hacer cambiar este designio. Pero miren, sobre el papel no parece, ¿no? No parece.

Ha estado en Cataluña Pedro Sánchez para rehabilitar a Iceta. Al indiscreto Iceta que el otro día dijo en unas declaraciones más o menos cuál es el plan de Sánchez. Lo han llegado todo. Le han acusado a la derecha, etcétera, etcétera.

Y mientras tanto, manifestaciones en Barcelona con los hechos que ustedes han podido ver imágenes. Se manifiestan los señores de Vox. Podrá usted estar de acuerdo, no estar de acuerdo con lo que dicen los señores de Vox y las señoras de Vox en esa.... Bien, de acuerdo. Pero se acuerda un cinturón violento a su alrededor de los tipos de Arran, que utilizan violencia contundente contra ellos, contra los Mossos, contra quien sea . Ese protofascismo clarísimo, manifiesto de la extrema izquierda. Y la culpa es de los de Vox.

Si usted lee algunos titulares de prensa, que hoy los cita Carlos Colón en su columna del 'Diario de Sevilla', quedará perplejo. La culpa es de los de Vox por provocar. Pero si lo dijo hasta esta inexplicable alcaldesa que tiene Barcelona, que se llama Ada Colau. Dice: “Lamento los incidentes, pero sobre todo los lamentos porque es que creo que es lo que andaba buscando”. Es decir, aquí el peligro del fascismo es depende de quién ataque. Es decir, la culpa era de los que se manifestaban como los tipos de Vox. No de los animales. Esos animales llenos de odio manifiesto que son la gente de Arran, de la Cup y de todos los demás. Bueno, fascinante, ¿verdad?