"El regreso de Puigdemont parece seguro porque entiende que con Sánchez en el Gobierno todo será más fácil"
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Muy buenos días. Te saluda Antonio Herraiz y por delante tenemos buena parte de un 7 de agosto que llega con Puigdemont llamando a la puerta. Ya sabéis que le gusta ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y hasta el muerto en el entierro.
Si había alguien que estaba especialmente interesado en conocer la fecha de la sesión de investidura en Cataluña, ese era Puigdemont. Y ya lo tiene confirmado. Él y todos, vamos. El debate comenzará mañana a las diez con la gran incógnita del regreso del fugado. Esa es la duda que va a mantener en vilo hasta el final a socialistas y republicanos, cuyo acuerdo va a permitir a Salvador Illa ser el presidente de la Generalitat.
No conviene especular cómo va a ser el regreso del fugado porque seguro que nos equivocamos. De hecho, no hay ninguna pista de dónde se encuentra en este momento. Y es parte del juego al que el forajido expresidente está sometiendo al Estado. Caben todas las posibilidades. Desde que siga en su retiro dorado de Waterloo, donde ha permanecido la mayor parte de estos últimos siete años. También cabe la opción de que esté en el sur de Francia, o que haya conseguido incluso entrar ya en España cual polizón.
Tampoco aporta mucho hablar del modo que va a emplear para hacer su aparición, disfrazados, en romería o escondido en los bajos de un camión... Lo que sí que parece seguro, es que sí que va a cumplir su anuncio de regreso porque, si no, ya quedaría como un auténtico traidor a la causa indepe. Mientras sus compañeros de aventuras separatistas acabaron en la cárcel, él huyó escondido en el maletero de un coche o como fuera. El resultado es el mismo. Les dejó tirados.
Por eso, ahora sí que parece seguro su regreso. Por tres motivos, al margen del de reventar la investidura. 1. Porque Puigdemont entiende que con Sánchez en el Gobierno todo será más fácil y, si no, ya sabe lo que le espera al PSOE en Madrid. 2. La amnistía es un alivio grande, que no total. Y 3. A lo que no llegue la amnistía, ya lo alcanzará Pumpido en el Constitucional.
Conclusión: será detenido, no pasará mucho tiempo en prisión y el Ejecutivo de Sánchez, con la ayuda del Constitucional de Pumpido, ya buscarán la fórmula para que su paso por el talego sea fugaz.
El marrón cuando vuelva… si es hoy, hoy, si es mañana, mañana, o si es el viernes, el viernes… el marrón es para Esquerra. Los de Junts les han puesto en una encrucijada. Si Puigdemont es detenido, que así debería ser, les han exigido que tienen que parar el pleno de investidura. Aplazarlo.
¿Hasta cuándo? Pues ahí está ahora mismo la presión. Eso no lo aclara Junts... PSC y Esquerra han deslizado que ese aplazamiento no será más de 72 horas... con una cuestión clara... no piensan agotar el plazo límite que abocaría a la repetición electoral y que concluye el 26 de agosto.
Van a ser horas entretenidas, porque Puigdemont, que anunció que abandonaría la política si no volvía a la presidencia del Gobierno catalán, va a morir matando. O, al menos, la va a intentar.
La respuesta de Óscar Puente a la situación de los trenes
Y luego tenemos lo que se ha convertido ya en la auténtica banda sonora del verano.
Las averías, las incidencias y los retrasos en el servicio de trenes. Esto es cada vez más habitual. Mucho más de lo que sería razonable. Y si coges el tren con frecuencia, habrás tenido muchas papeletas de haberlo sufrido. Pero hay una imagen que ha dado la vuelta al mundo y es la de varios pasajeros rompiendo los cristales de los vagones después de llevar más de dos horas encerrados, a 40 grados y sin electricidad.
Es la imagen de la desesperación, de la impotencia, de un agobio que provocó desmayos y sobre todo un malestar que comienza a ser habitual. Porque no solo se ven afectados los que quedan atrapados. Todo va en cadena, y provocó retrasos en 34 servicios y perjudicó a casi 12.000 viajeros.
Esto, sin el testimonio directo difundido por las personas atrapadas a través de las redes sociales, pues no lo habríamos visto. Nos habríamos terminado enterando, pero, seguramente, no habría tenido el impacto que consiguen esas imágenes. Y como el ministro de Transportes, Óscar Puente, es un clásico de esos terrenos de las redes -él o su cohorte de asesores-, se ha puesto en guardia. Cuando ocurre y no se difunde, ojos que no ven… pues eso.
Pero, esta vez, esa imagen de la rotura de cristales de los vagones, con medio millar de personas atrapadas, después de casi más de dos horas encerrados, le ha obligado a reaccionar. A su manera, claro está.
Tengo que reconocer que me he leído varias veces el mensaje publicado por el ministro en X, que es lo que antes conocíamos como Twitter. Es un texto con cerca de 400 palabras, que es la extensión de algunas columnas de opinión en prensa.
400 palabras, o 380 para ser más exactos, y ni una sola disculpa hacia los viajeros afectados. Ni un gesto de empatía para los 500 que quedaron atrapados en ese tren que partió de Valencia, que se averió a 10 minutos de entrar en Chamartín y que llegaba a su destino con cerca de tres horas de retraso.
Y te preguntarás, ¿entonces a qué dedica Óscar Puente esa filípica de casi 400 palabras? Básicamente, utiliza su cuenta oficial para culpar a Talgo, a la fabricante de los trenes, de todos los males del sistema ferroviario español.
El ministro de Transportes viene a contar que hay un determinado modelo de trenes, los de la serie 106 de talgo, que están dando reiterados problemas. Y que, como han aumentado el número de servicios que realizan con esos convoyes 106, también se incrementa la posibilidad de que sufran averías. Hasta el punto, según los datos que aporta el ministro, la puntualidad de esos trenes talgo apenas es de 41 frente al 76% que registra el resto de trenes de alta velocidad y larga distancia.
Y, ¿adivinen de quién es la culpa? El comodín de Franco y de la ultraderecha no lo ha visto claro Óscar Puente. Parece que ha entendido que no iba a colar. Así que se ha empleado con especial insistencia en señalar… ¿a quién? Redoble de tambor… ¡al PP!, porque fue durante el Gobierno de Rajoy cuando se licitó la compra de esos trenes Talgo.
Y además de responsabilizar al PP, faltaría más, Puente ha dicho que van a exigir compensaciones económicas a Talgo por los continuos fallos en sus trenes. Se da la circunstancia de que Talgo está sujeta a una OPA que el Gobierno de Sánchez quiere impedir porque entiende que detrás de la empresa húngara que la quiere comprar, hay claros intereses geopolíticos del derechista Víctor Orban.
En todo caso, lo del lunes es el incidente que colma el vaso. Esto no lo digo yo. Lo dice también el ministro. Pero Óscar Puente sabe que se ha visto obligado a salir por la gravedad de las imágenes de pasajeros rompiendo cristales del vagón, y por la tremenda difusión que han tenido. Si no, habría callado, como la mayoría de las veces. Y el ministro Puente sabe que las averías no sólo vienen provocadas por estos trenes talgo serie 106. Sin ir más lejos, ayer un fallo en la catenaria, a pocos kilómetros de la estación de Atocha, provocó retrasos de más de media hora en la línea del AVE Madrid Barcelona y Madrid Sevilla.
Que los trenes talgo 106 están fallando desde mayo, es verdad. Que el caos ferroviario es cada vez más habitual y no solo por los Talgo, también. Y no se ciñe solo a la alta velocidad. Que se lo digan a los sufridos usurarios de Cercanías. ¿O nos hemos olvidado de aquella escena casi tercermundista de pasajeros abandonando a pie un tren de Cercanías que había quedado averiado cerca de la estación? Esto fue en mayo, no hace tanto. Tras una hora encerrados y sin aire abrieron las puertas y caminaron entre las vías hacia Atocha.
Esto no eran los Talgo 106. Hay una falta de inversión, un mantenimiento insuficiente, un deterioro creciente a lo que hay que añadir la entrada de esos trenes que están fallando. Si no se reconoce el problema en toda su dimensión, seguiremos con lo que ya es, sí, la banda sonora de este verano y amenaza con prolongarse al otoño y al invierno.