Sergio Barbosa: "De la luz Sánchez no quiso decir ni Pamplona"

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¿Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible ‘Herrera en COPE’ en este jueves 12 de agosto de 2021.

La vida corre que se las pela, estamos ya a 12 de agosto, y parece que fue ayer cuando algunos tuvimos que venir a la radio de madrugada, andando como podíamos con los bastones de esquí porque Filomena había cubierto de nieve el centro de la península. Anda que no pasamos frío aquellos días. Anda que no estaban cotizados los calefactores aquellas madrugadas en “ésta nuestra redacción”.

Y hoy, fíjense, lo que nos ha acompañado en nuestra cavilaciones radiofónicas, antes de ponernos delante de este micrófono, ha sido un ventilador. Lo que son las cosas, cómo puede hacer tanto calor donde no hace tanto tiempo hizo tanto frío.

Bueno, pues la cuestión es que esto es lo que hay y lo que vamos a tener hasta por lo menos el sábado: una ola de calor, que tiene a 14 comunidades en alerta por temperaturas que van a superar los 40 grados. Se van a librar en Canarias, en la cornisa cantábrica y en puntos del suroeste peninsular.

Nos piden, por cierto, que traslademos un mensaje de especial precaución para evitar los fuegos en los montes, sobre todo, en estos días en los que cualquier descuido, cualquier colilla, cualquier cristal tirado donde no se debe... puede provocar una desgracia en nuestros parajes naturales...

En eso ha incidido mucho, por ejemplo, el presidente del gobierno. Pedro Sánchez interrumpía sus vacaciones en Lanzarote para participar en un homenaje a José Saramago, con motivo del centenario del premio Nobel portugués, que estuvo afincado en España. Y además de ensalzar a ese escritor, nos pidió que traslademos ese mensaje de prudencia con los incendios, y así lo hacemos gustosos.

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DE NUEVO, OTRO RÉCORD EN EL PRECIO DE LA LUZ

La pena es que el presidente se hiciera el sueco, de una manera tan descarada, cuando los periodistas le fueron a preguntar por el que es, ahora mismo, como diría Carmen Calvo uno de los temazos de la actualidad. Pero además, “temazo, temazo, porque es de lo que habla la gente en la calle y lo que realmente tiene preocupado o incluso mosqueado al personal: ya saben, la tremenda subida del precio de la luz que estamos sufriendo estos días. Pues mucho Saramago, pero de la luz Sánchez no quiso decir ni Pamplona.

Cuarto día consecutivo con un récord histórico y el presidente del gobierno ha preferido callar. Y eso que hoy la marea subirá hasta los 115 euros con 83 céntimos el megavatio hora. Si hace un año, a usted poner la lavadora le costaba 20 céntimos, ahora le cuesta más de 50. Una lavadora te salía hace un año por 22 céntimos pues ahora, ponle 50 ¿Y el lavavajillas? 43 céntimos, cuando el verano pasado te costaba sólo 20.

Si a esto sumamos los palos que nos pegan cada vez que echamos gasolina con una subida del 20% en el último año, que viene a suponer que llenar el depósito nos sale, de media, 14 euros más caro, pues está la cosa como para ir justo a final de mes.

Y, claro, con este panorama, no son pocos los que se preguntan ¿y los que presumen de “escudo social” qué tienen que decir de todo esto?

Pues ya saben, la ministra Montero hizo esa cosa tan socorrida de echar la culpa a los gobiernos del PP, Sánchez ayer no quiso contestar a las preguntas de la prensa sobre la luz y Podemos se queja y pide al PSOE que haga algo, y amaga con manifestaciones, pero sin aquella vehemencia con la que parecía que iban a arreglar el mundo mundial.

Una cosa es predicar desde la oposición y otra coger el toro por los cuernos cuando estás en el poder. Bueno, pues en lo que el gobierno no sabe muy bien qué hacer, el PP exige ahora que el consumidor pague solo por el coste de la energía consumida y promete que lo hará por ley cuando llegue al gobierno. Claro, tampoco faltan aquí los que se preguntan por qué no lo hizo cuando gobernaba pero, bueno, ya sabemos cómo va esto de la política.

La cuestión es que hay voces que, en línea con eso que propone el Partido Popular insisten en que el gobierno de Sánchez sí tiene margen para hacer más de lo que está haciendo. De hecho, lo ha dicho la mismísima Comisión Europea. Por ejemplo, usar los ingresos fiscales que recibe por impuestos y CO2, que en eso el gobierno se lleva sus buenos miles de millones, para reducir la tarifa que es precisamente lo que acaba de recomendar Bruselas.

Otra idea sería podar sin miramientos de la factura de la luz todos los costes que no tengan nada que ver con el consumo de la tarifa. Y luego también los hay que recuerdan que los horarios elegidos para colocar los tramos más caros, no son precisamente los que más benefician a las familias en su día a día.

ESPERANZA ANTE LA VACUNA ESPAÑOLA

Así que nada, lo del recibo de la luz va a seguir coleando. Mientras, para consolarse, Pedro Sánchez ha preferido quedarse con las buenas noticias que nos haya podido proporcionar la lucha contra la pandemia. Ayer, coincidiendo con el acto que tenía preparado Pedro Sánchez (en eso del timing la verdad es que es un maestro) la Agencia Española del Medicamento anunciaba que ha dado el ok al primer ensayo clínico de una vacuna española. Y curiosamente se trata de la vacuna desarrollada en Cataluña, en el municipio de Amer, en Gerona, conocido por ser el pueblo natal de Carles Puigdemont. A Sánchez se le vio especialmente satisfecho reiterando que se trata de una vacuna española, de una empresa española que, curiosamente, él mismo se molestó en visitar hace unos meses.

Es una buena noticia que esa vacuna dé un paso al frente, pero falta todavía que la Agencia Española del Medicamento explique por qué tiene paralizada la vacuna que lidera Mariano Esteban en el CSIC sin que esté muy claro el motivo y después de que se haya visto envuelta en filtraciones y bulos absolutamente falsos. Ese misterio todavía está por resolver.

La cuestión es que hoy muchos se preguntan o piensan en voz alta: “pues a buenas horas van a llegar las vacunas españolas”. Pues, miren, la verdad es que nunca es tarde si la dicha es buena y, efectivamente, esas vacunas no sólo no llegan tarde, aunque esta de Hipra no se espere hasta 2022, sino que van a ser muy necesarias en el futuro. Porque ya explicamos en su momento que íbamos a un escenario de varias vacunas, que nos ayudarían a convivir con un virus que, seguramente, ha venido para quedarse.

Las actuales vacunas han sido un parche de urgencia para reducir drásticamente la mortalidad, pero tenemos que desarrollar vacunas más eficaces y que se comporten mejor ante un mayor rango de variantes, que puedan surgir. Y ahí las vacunas españolas tienen pinta de que pueden ser muy útiles.

¿Qué pasa? Que estas no son como las de ARN mensajero, que se pudieron realizar en muy poco tiempo. Estas, que se están cociendo a fuego lento, son, por así decirlo, más tradicionales, con virus atenuado, empleando proteínas de diferentes variantes del covid.

Y en esa línea hay que entender también la advertencia de la universidad de Oxford, que viene a decir que lo mejor que podemos hacer es olvidarnos de la famosa inmunidad de grupo. De hecho, pronostican que jamás llegaremos a esa inmunidad colectiva, entendida como el momento en el que, de repente, tras vacunar a una persona suene la una sirena y una azafata del ‘Un, dos, tres’ nos anuncie la buena nueva de que ya estamos inmunizados y que el virus ha desaparecido de nuestras vidas, como por arte de magia.

Lo que viene a decir Andrew Polard, que no es un cualquiera porque fue uno de los responsables de la vacuna de Astrazeneca, es que seguir persiguiendo la inmunidad de rebaño es tontería porque la gente, aún estando vacunada, se va a seguir infectando, mayormente, por culpa de variantes tan o más contagiosas como la delta. Es decir, que hay que trabajar en embridar la virulencia del virus y conseguir que pase de pandemia a mal endémico.

Dicho de otra manera, que el covid se va a quedar entre nosotros, como la gripe, con sus diferencias, porque no muta tanto como la gripe, aunque ahora mismo cuando muta, con tanta transmisión, lo hace con más mala leche. Y también porque, a diferencia de la gripe, no es estacional.

Pero si llegan esas nuevas vacunas y se desarrolla algún fármaco en el futuro, conseguiremos que el covid sea una nota a pie de página en nuestro día a día. ¿Cuándo llegará ese momento? Pues eso es lo que no sabe nadie con exactitud, aunque nos dicen los expertos que hasta que no vacunemos al tercer mundo, vamos a estar enredados.

A base de proteína recombinante y de dos dosis: así es la vacuna española que comenzará los ensayos clínicos

EFE/Morell

¿Y de momento, qué datos tenemos? Pues lo bueno es que bajan los ingresados en planta y, por segundo día, se reduce también un poco la presión en las UCI. Sigue bajando la incidencia, que ya está en 503 casos y bajan también ligeramente los fallecidos diarios: 93.

Aquí la clave sigue siendo la misma: reducir la transmisión tan grande que hubo en julio, no sólo para aliviar el sistema sanitario sino para poder hacer una vida más o menos ordenada cuando en septiembre toque volver al trabajo y los niños al cole. Y, entre tanto, habrá que conllevar los debates y los dilemas que nos plantea la pandemia.

Por ejemplo, ¿hay que obligar a vacunar a los que no se quieren vacunar? Pues no está claro, pero Sanidad ya ha recomendado a las residencias de mayores que estudien si apartan de su puesto de trabajo a los empleados que no se quieran vacunar, además de hacerles dos PCR a la semana y tomarles la temperatura cada día. Una manera de, sin obligar, apretar las clavijas.

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