Barbosa: "Sánchez dice: tranquilos, con las mascarillas voy a hacer lo mismo que con la factura de la luz"

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

8 min lectura

"¿Qué tal?, ¡buenos días!, en este jueves 23 de diciembre de 2021.

No vamos a decir eso tan socorrido de, hay que ver cómo pasa el tiempo, nos hemos cargado ya este año,pero hay una verdad incontrovertida a esta hora de la mañana y es que sólo falta un día para la Nochebuena.

Que esta Nochebuena ha sido como esos niños que parece van a venir bien y a última hora, los muy jodíos se dan la vuelta en la barriga de la madre y acaban viniendo de nalgas pues un poco así.

Pero bueno habrá que llevarlo como mejor se pueda.Pues anda que no hay familias que están ya haciendo el croquis. Están los que todavía, aparentemente, se han salvado del virus y, en teoría, con su antígeno y su precaución estas próximas horas, van a poder cenar como tenían previsto.

Están los que han caído todos como chinches y que, como los que iban a cenar, viven todos en la misma casa, del drama inicial han pasado en las últimas horas a oye, pues... qué le vamos a hacer, contagiados todos, pues a brindar por el virus.

Pero claro los que están bien, pero iban a quedar con gente de otra casa, que han caído pues ese plan se ha fastidiado. El que iba a viajar a otra autonomía se lo está pensando.

Y luego está el caso más enrevesado, posiblemente, que es el de la familia que tiene a uno que ha caído, pero a otros que, en teoría, por lo que le dice el antígeno o la PCR todavía no lo ha pillado y tienen al positivo encerrado en una habitación. Ese panorama, con Nochebuena de por medio, sí que tiene tela marinera.

Pero oigan, ayer fue un carrusel de anuncios, porque a 48 horas de esa Nochebuena, al Gobierno le dio por poner en marcha, por fin, la máquina de tomar decisiones. Y lo primero fue mandar un mensaje a las familias con una una medio verdad, porque ciertamente el Gobierno descartó ayer, en la reunión de presidentes autonómicos, implantar restricciones generales para toda España, pero 17 navidades, tenerlas... las vamos a volver a tener.

Cataluña, que sigue esperando el aval a su toque de queda, ya ha pedido permiso para prohibir reuniones de más de 10 personas. Canarias limita las reuniones a 10 personas en Nochebuena y Navidad.

Galicia recomienda, solo recomienda, pasar las navidades con el núcleo familiar o, como mucho, con otra unidad familiar. La Comunidad Valenciana también recomienda no superar los 2 núcleos de convivencia.

El desconcierto de los presidentes autonómicos

Pero miren, solo hay que ver el desconcierto con el que salieron los presidentes autonómicos, para hacerse una idea de la cita de ayer, para aprobar, lo que se va a aprobar en el Consejo de Ministros, tuvo mucho de paripé y de asunción de que nos ha vuelto a pillar el toro.

¿Donde está el paripé, envuelto en medida polémica de esas que nos tienen entretenidos, mientras Sánchez contempla el panorama con cara divertida?

Pues en la medida más llamativa y más vistosa, tan vistosa como que nos la vamos a tener que poner en la boca, es que, a partir de mañana, vuelve la mascarilla obligatoria en la calle.

Dicho así, cuando se anunció ayer por la tarde, corrieron por España vientos de motín de Esquilache. Gente amenazando con no cumplir la medida, y que si le tienen que llevar al calabozo, pues que la lleven. ¿Por qué? Porque es una medida que, si no se matiza, nos lleva a extremos como la chorrada de tener que llevarla puesta aunque vayamos por una calle desierta a las dos de la mañana. Que es lo que se dictaminó al principio de todo.

Luego se matizó y se pusieron excepciones para no tenerla que llevar y luego se cambió de sitio el peso de la carga, para lo contrario: ya no hacía falta llevarla en la calle, salvo excepciones en las que sí. Y así pues hemos tirado, más o menos, tranquilos dentro de lo que hay hasta que ha llegado el festival de contagios de ómicron.

¿Qué hacer ahora? Porque el político desconcertado por el sunami de contagios (60.000 ayer) y la prudencia para evitar que los hospitales se puedan poner mal en enero, algo tiene que hacer, aunque sea por postureo. Pero, claro, llegados a este segundo invierno pandémico, con dos años de virus en el coleto, y habiendo saboreado ya el personal las mieles de algo medio parecido a la normalidad durante el otoño tranquilo que hemos tenido, pues tampoco puedes volverte loco.

Y Sánchez ha dicho: tranquilos que con las mascarilla voy a hacer lo mismo que con la factura de la luz

Y ahí es donde Pedro Sánchez ha dicho 'tranquilos, que con la mascarilla voy a hacer lo mismo que con la factura de la luz'.

Si a la mascarilla obligatoria, le quitas lo obligatorio aquí, allá y acullá, la cosa se queda más o menos como estaba, pero, bueno, yo ya parece que hecho algo y que la Conferencia de Presidentes Autonómicos ha sido, vamos, el Congreso de Viena que finiquitó a Napoleón.

Si no te la tienes que poner haciendo deporte ni en la montaña ni en la playa ni cuando vas solo, o con tu familia ni, ojo, si no tienes a nadie a metro y medio... ¿en la práctica, qué va a cambiar? Pues Pedro Sánchez sabe que no va a cambiar mucha cosa. Porque, siendo sinceros, y eso lo hemos visto todos mucha gente ya hace meses que no cumple las excepciones que sí obligan a llevarla en la calle, gente que no se la pone, aunque se cruce con alguien en una acera estrecha, en los pasos de cebra o en calles concurridas. Es decir, el metro y medio de distancia ya nos lo daban de cortesía, para no llevar la mascarilla y la gente lo aprovechaba y lo va a seguir aprovechando para hacerse la loca, pero, claro, para el político que ahora quiere poner cara de velocidad y hacer ver que está haciendo cosas por tal de frenar los contagios, pues, una medida como la vuelta de la mascarilla obligatoria es una manera de decir a la gente sin decir que, en general, durante estas semanas, que la use un poco más.

Lo que pasa es que ni con el juego sanchista de pongo aquí y quito allá, nos libramos de nuestras queridas contracicciones. Porque como nos hemos metido en el jardín del pasaporte covid para poder comer tranquilos en un interior, bajo la idea de que eso sí se puede hacer con seguridad si estás vacunado, pues, claro, el vacunado te dice, ' ¿y por la calle no puedo ir tranquilo sin mascarilla, si no hay nadie cerca?¿Qué tontería es esta de subir un punto el uso de la mascarilla en la calle?'. Total, que hoy ponemos la oreja en la calle y escuchamos un poco de todo.

Pues la cuestión es que la mascarilla va a volver a ser obligatoria en la calle, con excepciones, como decimos, a partir de mañana.

Y luego ya, el resto de medidas son las que sí se podrían haber tomado, cuando la cosa estaba más tranquila y sin que la gente se rebotara tanto, pero no se tomaron

—Por ejemplo, acelerar la administración de las TERCERAS DOSIS de refuerzo

—Hacer que, a partir del 1 de febrero, el PASAPORTE COVID tenga una validez de 9 meses desde el último pinchazo. Es decir, lo de las vacunas va camino de convertirse en el software que le metemos al cuerpo cada equis tiempo

—Reforzar las plantillas del sistema sanitario, tanto en sanitarios como en recursos humanos porque está muy bien decirle a la gente: 'si no estás para morirte, no des la brasa', pero es que la gente paga impuestos para que su centro de salud le atienda cuando tiene una inquietud o la necesidad de tramitar una baja. Y esta es muy buena también porque, si uno escucha al Gobierno, parece que era imposible de prever que, en invierno, con el frío, la demanda de pruebas de antígenos se pudiera disparar.

Bueno, pues se va a permitir a las farmacias, de forma temporal, que puedan vender un tipo de antígenos, que hasta ahora estaban reservados al uso profesional.

¿Qué se busca con esto? Pues que las farmacias no se queden sin antígenos, a la velocidad del rayo que es lo que está pasando y más que pasará en las próximas horas.

¿Y todo esto no se podía saber? Pues no será porque los expertos no avisaron: cuidado con el invierno que el virus circula más, puede salir otra variante más contagiosa y/ peligrosa, la atención primaria se puede colapsar, los hospitales lo pueden pasar peor, puede subir la demanda de antígenos y pcr....

Algunas de esas predicciones no se han cumplido de forma dramática, pero otras lo han hecho a rajatable, pero los parches importantes se aprueban ayer y se firman hoy, a 24 horas de la Nochebuena.

Hacienda la ganadora, una vez más, del Sorteo de Navidad

Pero en lo que Sánchez nos tiene indignados o montando un motín de Esquilache contra esa mascarilla en la calle, a la que ha dado la vuelta como un calcetín, pues pasaremos el día y, seguiremos observando con envidia sana al principal ganador de la Lotería de Navidad: el Ministerio de Hacienda -157 millones de euros-.

Porque, claro, tú te pones a llevarte un 20% de todos los premios que superen los 40 mil euros y al final, con la tontería, acabas haciendo un buen capital, gracias a la alegría y la ilusión de la gente.

La lotería por cierto, la trajo a España Carlos III, el mismo que tuvo que desterrar a su ministro Esquilache, a cuenta del motín de la gente, que se negó a dejar de vestir capa y sombrero de ala. Han pasado de aquello 255 años y, sea por quitarte un sombrero o por ponerte una mascarilla, aquí sigue la piel de toro, las gentes porfiando con sus políticos y todos jugando a la lotería".

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