Herraiz: "El presidente pretende salir de este escándalo como una víctima e incluso como un mártir"

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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"Muy buenos días en este 31 de julio. Nos hemos ventilado ya el mes, acariciamos agosto, que es ese mes que muchos os reserváis de vacaciones.

Vamos ya con las novedades del caso Begoña que se pueden resumir en dos: primero, Pedro Sánchez cumplió el guion y se negó a declarar ante el juez. Y segundo, el presidente pretende salir de este escándalo como una víctima e incluso como un mártir y por eso ha presentado una querella contra el juez Juan Carlos Peinado por un supuesto delito de prevaricación, apoyándose en el aparato del Estado para consumar su estrategia.

Lo primero no ha extrañado absolutamente a nadie, aunque el presidente hubiera dicho en una carta que envió al juez que su voluntad era la de colaborar con la Justicia. Esto seguro que ha sido un cambio de opinión, no le den más vueltas. Las buenas intenciones se le acaban pronto y en cuanto vio aparecer al juez en Moncloa se tornaron en un obstáculo para el avance de la investigación.

¿Le ampara la ley? Claro que le dispensa, si el argumento que alega es no poder testificar en contra de su cónyuge. A esto se acogió nada más ver al juez en la sede del Gobierno y la citación no duró ni dos minutos. Declaración cerrada.

Ahora entramos en un nuevo terreno. Y en ese nuevo escenario aparece la posibilidad de que el instructor del caso Begoña cambie la condición de Pedro Sánchez, que pase de ser testigo a imputado. Esta es una decisión que no puede tomar por sí solo el juez Peinado. Los motivos son evidentes. El presidente es aforado y el magistrado tendría que elevar la causa al Supremo. Si sube ese peldaño, tendría que dejar la investigación de la causa. De momento, tiene de plazo para encauzar la instrucción hasta el 30 de septiembre, que es cuando la Audiencia Provincial de Madrid le dirá si tiene que archivar el caso o puede seguir investigándolo.

¿La querella contra el juez qué recorrido tiene?

Pues decimos lo mismo que con la responsabilidad penal del caso Begoña. Que sea la Justicia la que decida. En este caso, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que determinará si la admite a trámite o no. Aquí aparecerá también la Fiscalía, de quién depende la Fiscalía para informar a favor o en contra de la admisión.

Lo que está claro es el objetivo con el que la presenta el presidente, echando mano de la abogacía del Estado para una maniobra con un interés estrictamente personal; ese objetivo no es otro que ganar el relato que lo tiene perdido porque sabe que, independientemente de que él y su mujer salgan limpios en lo penal, han pisoteado los principios más básicos de la ética y de la estética.

Por eso presenta la querella. Para insistir en el lawfare y en la guerra sucia de algunos jueces, una estrategia habitual en los populistas que se ven acorralado. El simple hecho de que sea admitida a trámite, le servirá para presentarse tan víctima como victorioso, tratando de ocultar los hechos que no ha sido capaz de desmentir.

España entera ha conocido que la mujer del presidente ha hecho negocios en Moncloa. España entera ha sabido que a la mujer del presidente se le adjudicó una cátedra sin ser licenciada universitaria y sin poder, siquiera, cursar los másteres que dirige. También hemos sabido que se retorció el reglamento de la institución universitaria, después de llamar al rector a la sede del Gobierno. Que el empresario que patrocinó la cátedra también se pasó varias veces por Moncloa, y que en varias de esas reuniones estuvo presente Sánchez; que su mujer envió varias cartas de recomendación y que luego este empresario, Juan Carlos Barrabés, recibió millonarias adjudicaciones de la administración.

Nada de esto lo borra ni la querella contra el juez Juan Carlos Peinado, ni siquiera la ausencia de responsabilidades penales de Begoña Gómez, en el caso de que la investigación así lo determine, que está por ver.

Los hechos no son falsos. Otra cosa es que la precipitación del frente judicial haya hecho que la responsabilidad política haya quedado en un segundo plano, cuando debería haber sido lo primero. Nada de esto lo ha desmentido el presidente. Ayer se fue a Palma a despachar con el Rey y se escudó en su reunión con el monarca para no tener que dar explicaciones de su no declaración ante el juez

Silencio ante el juez, ausencia de explicaciones ante la prensa... Expectantes de lo que pueda decir hoy, sin ninguna esperanza de que desmonte los hechos, que no son falsos.

Ha habido un claro conflicto de intereses, un aprovechamiento de la condición de esposa del presidente, de la influencia también del jefe del Ejecutivo ante un empresario que se paseaba por Moncloa como si fuera un coworking. Y han conseguido manchar la imagen de la universidad más importante de España, que esa es otra.

Sin explicación del acuerdo alcanzado con ERC

Por lo demás, han pasado ya 34-35 horas de la filtración del acuerdo entre el Esquerra y el PSC para la investidura de Salvador Illa, y no pierdan tiempo en buscar una explicación detallada del Gobierno. No la van a encontrar. Y para los que les cuenten que lo valoró Pedro Sánchez o que también se refirió a la cuestión la portavoz Pilar Alegría tras el Consejo de Ministros, eso no vale, porque es humo. Se quedan en la paja, para que nos impida ver el grano.

Y no porque sientan vergüenza, que a estas alturas ya me dirán lo que les importa, sino porque son conscientes de que están a las puertas de una revuelta interna entre los barones socialistas. Con lo que han firmado, se revienta el actual modelo de financiación autonómica. Y eso deja aún más en inferioridad a Andalucía, Extremadura, Canarias, las comunidades más pobres.

¿Qué es lo esencial que sigue sin aclarar el PSOE y que está en ese acuerdo suscrito con Esquerra? Los detalles técnicos. Lo que va a terminar por afectar al bolsillo del conjunto de los españoles, haciendo saltar por los aires el principio de solidaridad entre comunidades.

Lo más relevante, de lo que luego cuelga todo más, es la independencia fiscal de Cataluña. Esto es de lo que están presumiendo los republicanos, que miran más allá: si tenemos la llave de la caja, el siguiente paso es el referéndum de autodeterminación.

Si recaudamos el 100% de los impuestos, desde el IRPF al IVA, pasando por Sociedades, estaremos sentando los cimientos de la independencia política.

¿Esto nos suena verdad? Pues sí, una reivindicación histórica de los separatistas, un deseo que hasta hace poco se veía imposible y que Esquerra asegura que lo tienen en la buchaca. Por eso la pregunta al Gobierno. ¿Va a tener Cataluña un concierto o un cupo como el País Vasco y Navarra? Y ante algo tan directo, solo responden con rodeos. Y asegurando que es un buen acuerdo. Sobre esto, Sánchez, tras verse con el rey, no tuvo problemas en vender su propaganda. De la investigación del caso Begoña, no podía hablar. Del acuerdo con Esquerra que ha recibido el rechazo de los suyos en Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón, Extremadura y Galicia, sí.

De lo que estamos hablando es de dotar a Cataluña de un privilegio que no contempla la Constitución. Hay una revuelta en el PSOE que cuando se consumen los detalles del acuerdo ya veremos hasta donde llega. Tragaron con la amnistía, pero aquí estamos hablando de cuestiones diferentes. Con las cosas de comer no se juega y ningún presidente autonómico socialista o que aspire a serlo puede dirigirse a los suyos sabiendo que su partido quiere que sus paisanos estén en una situación mayor de desigualdad respecto a Cataluña".

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