"Después de la declaración de dos de sus subordinados, el futuro judicial de García Ortiz ha quedado prácticamente sentenciado"

Carlos Herrera analiza las claves de la actualidad que marcan este viernes 17 de enero

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Señoras, señores, me alegro, buenos días. 

El lío del fiscal general del Estado se complica. Ayer dos fiscales le hicieron en sus declaraciones como testigos un roto muy importante, no solo al fiscal general, también al dueño de la Moncloa. 

Por más que se esfuercen los ministros y los periodistas de Sánchez, lo del fiscal general del Estado se complica por momentos. Su crédito quedó liquidado al saberse que había borrado los mensajes de su móvil para obstaculizar la acción de la justicia. 

Ayer, después de la declaración de dos de sus subordinados, el futuro judicial de este hombre ha quedado prácticamente sentenciado. Es decir, este se va a sentar en un banquillo de los acusados, luego ya veremos qué decide el tribunal.

Ayer Almudena Lastra y el fiscal que llevaba el caso del novio de Ayuso, que se llama Julián Salto, dejaron un testimonio demoledor para los intereses de García Ortiz, que tiene que declarar como imputado el día 29. 

Ya conocíamos cómo había sido el papel de cada uno en el episodio de la filtración de datos reservados, que es lo que se juzga aquí. Filtrar datos reservados de un individuo particular, ponerlo al servicio de la Moncloa, para que desde ahí la Moncloa pueda atacar a un rival político, Díaz Ayuso.

      
             
      

Cuando se entera el fiscal general del Estado, se hace con esa documentación y presuntamente se la filtra a la Moncloa. Es decir, la Moncloa la tenía, porque se la filtra a Juan Lobato, el líder de los socialistas de Madrid, y cómo la va a tener si no es a través de la fiscalía. 

El detalle más repetido en los medios es un pasaje de una conversación entre Almudena Lastra y el fiscal general del Estado, la mañana posterior a la filtración. Lastra le dice, has sido tú quien lo ha filtrado. Y Álvaro García le dice, eso ahora no importa. Esa pregunta en sí misma no se confirma que sea el autor de la filtración, pero es más llamativo que evite desmentirlo.

Pero hay más detalles. Antes de que Álvaro García Ortiz, el fiscal general del Estado, instara a una subordinada suya, Pilar Rodríguez, a pedir la documentación del caso, oye, pide la documentación a Julián Salto de todo esto que lo quiero tener yo. 

      
             
      

Se la pidió a esta fiscal jefe, Almudena Lastra, y ésta se negó a hacer esas gestiones. Luego, cuando Lastra se entera de que, además de a ella se lo ha pedido a Pilar Rodríguez, le dice Lastra a Pilar Rodríguez, oye, ten cuidado, no le des esa documentación, porque eso se va a filtrar. Es decir, también a ella le avisó de la gravedad y las repercusiones de la conducta. Pilar Rodríguez no le hizo caso, y por eso hoy está imputada igual que Álvaro García Artíz.

Ya veremos por donde avanza la estrategia de defensa del Gobierno, pero cada vez le cuesta más seguir defendiendo públicamente la conducta de este fiscal. 

La estabilidad del Gobierno

Luego está el otro problema del Gobierno, su estabilidad parlamentaria. Hoy Puigdemont es el árbitro de la política española gracias a Sánchez y hoy va a explicar desde Waterloo el futuro inmediato de sus acuerdos con Sánchez. 

      

No pasará nada, estos son guionistas de estas series que estiran y estiran cuando no dan más de sí para seguir facturando. El pacto no da más de sí y ellos lo saben. Los de Junts saben que Sánchez les engaña y este sabe que se lo van a hacer pasar mal en el Congreso.