Barbosa: "El nacionalismo no es progresista, es la caspa feudal que siempre lo emponzoña todo"
- 9 MIN
¿Qué tal? Buenos días, saludos de Sergio Barbosa en nombre de la gente que hace posible 'Herrera en COPE' en este miércoles 29 de julio de 2020. Estamos ya ahí, casi, casi oteando el ecuador del verano. Y cuando uno llega a mitad de camino, con agosto por delante y julio, prácticamente ya a las espaldas como que siente un poco la tentación de hacer balance.
Y, ahora mismo, tenemos dos cosas claras. Una, que julio lo empezamos con muchas ganas y con la firme intención de saber convivir con el coronavirus en la calle. Ya saben, la idea de era disfrutar de la vida, de la familia, de las pequeñas cosas que nos arrebató el confinamiento y, al mismo tiempo, dar oxígeno a la economía.
Pues bien, llegados a este ecuador del verano, la otra cosa que tenemos clara es que ya no tenemos claro si la burra va a llegar al pesebre, por lo menos en unas condiciones aceptables. O dicho de otra manera, si nos va a salir bien lo de salvar el verano, sin tener que aplicar medidas contudentes de esas que limitan libertades de forma generalizada.
Y, sobre todo, si nos va a salir bien lo de insuflar vida a nuestra economía, con inyecciones importantes como la que supone el turismo para España en esta época del año. Es verdad que era difícil llevar adelante, de forma paralela, esas dos pistas: la sanitaria y la económica, pero creíamos que era posible y, de hecho, todavía lo es.
Pero también es verdad que, visto lo visto en las últimas horas, la barca de la pandemia en la que estamos todos remando desde el 21 de junio empieza a tener vías de agua. Y los próximos días, tanto en lo que se refiere a la gestión política, como al comportamiento de la gente en la calle, van a ser cruciales. Cruciales para saber si taponamos esas vías de agua o nos tenemos que echar al agua para llegar a la orilla.
Miren, cuando empieza a entrar un poco de agua en una barca, lo primero es mantener la calma. Y en este contexto, de brotes y turismo en el alambre, esa calma pasa por improvisar una ola a las bondades de España como país, en plena rueda de prensa del Consejo de Ministros.
EL MAPA DE LOS REBROTES
España sigue siendo un país seguro, pero ahora se trata de frenar esos datos tan escandalosos o llamativos que no stán hacindo daño de cara al exterior. Por lo pronto, los nuevos contagios en las últimas 24 horas han sido 905. Eso es medio centenar más que el día anterior. Según los datos de Sanidad, 357 corresponden a Aragón,147 a Madrid y 126 a Cataluña. Aunque luego Cataluña echa sus propias cuentas y habla de mil 55 casos. Los brotes, como no los han actualizado, seguirían en 361. Y un dato llamativo: en Cataluña han muerto 18 personas en los últimos cuatro días. Ya les adelantamos, que estos días van a escuchar mucho a los expertos hablar de una palabra: “tendencia". Es decir, más que los datos en sí mismos, aquí lo que inquieta es que la tendencia es claramente al alza, es decir, quienes han de gestionar una pandemia han de ver, no tanto la foto del día, como más bien la posible foto de dentro de dos o tres semanas.
Y ahí es donde se están tomando decisiones preventivas. Se están habilitando plantas en hospitales, se está pidiendo en algunos puntos a los sanitarios que estén localizables y se siguen ampliando las medidas restrictivas.
Madrid, por ejemplo, se sumará a partir de mañana a la obligación de llevar mascarilla en cualquier situación, limitar las reuiones a 10 personas y habilitar dos pabellones del Ifema, por si hubiera a medio o largo plazo una presión hospitalaria. Luego, la Comunidad de Madrid ha anunciado una polémica cartilla para tener un registro de las personas que han pasado la enfermedad que muchos expertos no acaban de verle la eficacia...
En todo caso, lo explicó ayer muy bien, aquí, en este programa, el presidente de Murcia López Miras: Los que tienen que tomar decisiones no quieren que esos asintomáticos, que han subido como la espuma en las últimas semanas, sean la causa de contagio de otras personas que no lleven tan bien la enfermedad. Ese padre, ese abuelo, esa madre que no ha ido de botellón, pero que ha tenido que convivir en casa con el que sí ha ido…
¿Cómo lo ve ahora mismo el Gobierno, en el plano sanitario? Pues, más o menos, así. El Gobierno se resiste a hablar de “segunda ola”, sabedor de la importancia que tienen las palabras y el poder de las etiquetas, de cara, por ejemplo, al exterior. Ya les adelantamos también que vienen días complicados en lo que se refiere a la gestión de los ánimos. Si la pandemia se complica, si la economía se estrangula, si las libertades se acotan no van a faltar los que se comparen unos con otros, los que se recriminen no haber hecho las cosas bien o los que porfíen en sobre si tal o cual medida es la adecuada.
Ayer ya tuvimos algo de eso cuando el Gobierno cuestionó la idea de la Comunidad de Madrid de poner en marcha una cartilla COVID, con la que tener un control de quién ha pasado o no la enfermedad. Luego ya hay polémicas innecesarias, como la del presidente de Asturias, que cogió y señaló explícitamente a los madrileños, como los que ahora mismo no llevan mascarilla en el Principado.
Dudamos mucho que el señor Adrián Barbón haya preguntado, uno a uno, a todas las personas que no cumplen las normas en Asturias, para tener la certeza de que todos o un 90% son madrileños. Algún asturiano o algún habitante de otra zona de España habrá también. En fin, que el reto va a ser que no se caldeen los ánimos, en un contexto en el que va a tocar lidiar con las dos patas de la pandemia en todo lo alto.
EL DESTROZO ECONÓMICO DE LA PANDEMIA
Porque a la complicación del frente sanitario, se une el destrozo económico sin precedentes. La Encuesta de Población Activa ha venido a confirmar que más de millón de empleos que se fueron por el desagüe por culpa del confinamiento. Y ese dato brutal no tiene en cuenta a los más de tres millones de empleados inactivos que se refugiaron en el ERTE.
El problema ya no es la foto de finales de junio. El problema es que la operación para recuperar a buena parte de esa gente metida en el ERTE se está viniendo abajo, con lo que está pasando ahora mismo. Con un sector turístico que ya está sufriendo el palo de la cuarentena decretada por el Reino Unido, y lo que no es el Reino Unido. Porque Alemania ya ha aconsejado no viajar a Cataluña, Aragón o Navarra.
Para que se hagan una idea, en la Costa del Sol ya preven un 90% de cancelaciones. En Barcelona ya son decenas los hoteles que han retrasado la apertura que tenían prevista. Son 600 mil los británicos a los que se ha pillado en España esa cuarentena decretada por su país. Y casi dos millones los que tenían un viaje previsto a España.
Ahora la esperanza está en que, parece que Londres podría abrirse a aplicar el veto no por países, si no por regiones, lo que a lo mejor podría salvar de la quema a Canarias o Baleares. Pero eso no será inmediato.
Precisamente, el embajador británico en España decía, en 'Herrera en COPE', que habrá que ver cómo evolucionan las cosas y qué se puede negociar. Los británicos tuvieron ayer 119 muertes por coronavirus, es decir, hay parámetros en los que no están mejor que nosotros, ni muchísimo menos. Pero la gestión de una pandemia da para muchas lecturas. Y la que nos perjudica a nosotros ahora mismo es que el número de nuevos contagios por cada cien mil habitantes se nos ha disparado. Sólo desde el viernes, tenemos más de ocho mil contagios.
Y como, efectivamente, lecturas las hay para todos los gustos. También está la de “si se están descontrolando los brotes, cuanto menos gente venga en los próximos días, mejor”. Es, como saben, lo que vino a decir Fernando Simón en esa rueda de prensa, en la que generó tanta polémica por ser tan descarnadamente sincero, sin medir, la repercusión económica que pueda tener su opinión sanitaria.
Estamos, efectivamente, en un momento en el que va a tocar gestionar los estados de ánimo. Y ser muy cuidadosos con lo que se dice y cómo se dice porque esos vasos comunicantes que suponen la salud y la economía nos van a seguir enredando por largo tiempo.
EL PELIGRO DE LOS BOTELLONES
De ahí que la Mesa del Turismo haya pedido a Fernando Simón que pida disculpas o dimita. ¿Qué complicado todo, verdad? Y qué difícil de atajar está siendo la pandemia, simplemente con consejos o con restricciones parciales. Porque, por ejemplo, el cierre del ocio nocturno, al que tanto se ha puesto en la picota, resulta que no está evitando que haya botellones descontrolados o que haya fiestas privadas en catamaranes, donde los incumplimientos de seguridad son un festival…
Pues ahí están los datos. Teniendo en cuenta los datos que ofrece Cataluña, España ha tenido en la última semana dos mil contagios diarios. Mientras las estadísticas ofrecidas por otros países dicen que Francia tiene 780, Italia 240, Portugal 220 o que Grecia no llega a 50.
¿Qué estamos haciendo últimamente rematadamente mal? ¿O cabe la posibilidad de que en otros países no estén dando los datos como nosotros? Pues serán cosas a aclarar, sobre todo si es lo primero y estamos a tiempo de solucionarlo.
Y, miren, entre tanto pasan otras cosas de gran repercusión. Resulta que la justicia sigue haciendo su trabajo. Sigue imponiendo la lógica, que, a lo mejor, una parte de la política no tiene tantas ganas de imponer. El juzgado de Vigilancia Penitenciaria, en base a un recurso de la Fiscalía, ha suspendido la semilibertad que están disfrutando desde hace unas semanas Oriol Junqueras, Raul Romeva, Joaquín Forn, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
Es otro movimiento para acabar con los privilegios descarados que están disfrutando los condenados por haber tratado de hacer estallar a la cuarta economía de Europa, dividir a la sociedad española, pisotear los derechos de la mitad de la sociedad catalana y todo en base a un proyecto identitario, que por mucho que lo vistan de progresista y moderno, es la caspa feudal y etnicista con la que siempre lo emponzoña todo el maldito nacionalismo.
Ya el Supremo, el otro día, en el caso de Carme Forcadell, cejó la vía del artículo 100.2, con el que les permitían hacer salidas a discreción. Y esto supone el primer paso para revocar esa semilibertad, que, habiendo cumplido sólo una parte irrisoria de la condena, ya les permitía ir a la cárcel sólo para dormir de lunes a jueves.
Torra ya ha suspendido la mesa de diálgo con el Gobierno, y los presos se han hecho las víctimas, y a Pablo Iglesias le ha parecido muy mal la decisión de la justicia. Nada nuevo bajo el sol.