Herrera: "En este país es más fácil hacerle un homenaje al etarra Josu Ternera que al Rey Juan Carlos"

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Señoras, señores, me alegro, ¡buenos días!

¿Cómo va eso, queridos amigos? Espero que bien en una mañana de lunes, que es un día que está lleno de emoción y entusiasmo, que es retomar felizmente la semana laboral después del impasse del fin de semana. Y a las 8, hombre, es muy tarde ya porque ya estamos todos colocados a esta hora, eh. Todos en nuestro sitio o buscando colocación, que esa es otra, pero bueno, en fin.... El día no ha hecho más que empezar.

Hoy se espera que bajen un poco las temperaturas por el norte, lo cual,esperemos que sea bien recibido porque ha habido lugares del norte donde ha hecho bastante calor. En el sur ya ni les cuento, en la península...

Bueno, hoy vamos a mandar suerte a los chavales que se examinan en la Selectividad. Empiezan hoy las pruebas de Selectividad, la Ebau, que se que se llama ahora. En fin, esto a algunos nos pone nostálgicos pensar cuando teníamos 18 años o 17 años que era, claro, qué maravilla tener 18 años y vivir esa especie de angustia que se tiene cuando te presentas a la Selectividad a pesar de que aprueban ahora 9 de cada 10.

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Pero, oiga, entrar en algunas facultades reconozcamos que es de superhombres o de supermujeres porque la nota que te exigen de corte tienes que haber pasado los últimos cuatro años sacando unas notas de aquellos que eran repelentes, niños Vicente, que teníamos en el colegio. Sobre todo los que andábamos así, así. Los que éramos mediocrillos. Pasábamos como podíamos unos sufrimientos... Vamos, veías a los que sacaban 10 y decías: De verdad, ¡qué manía más grande! ¡Qué ganas de estrangularte! Bueno, pues algo harían los tíos para sacar el 10, eh. O sea, tendrían talento y, desde luego, estudiarían más que yo. Eso también es verdad.

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Herrera: «En este país es más fácil hacerle un homenaje al etarra Josu Ternera que al Rey Juan Carlos»

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Pues... Bueno, la verdad es que entre las notas de corte que hay que sacar y la prueba, entrar en la facultad que a ti te gusta, en la materia que a ti te gusta, determinadas facultades, es una labor hercúlea. Hercúlea. Y los chavales, la verdad que se la juegan a una carta también en el examen de hoy. Y es bueno ir tranquilos y no sentir la angustia. Luego si queréis hablamos con vosotros a las 10 que nos contáis cómo lleváis la preparación y cómo... Cuántas horas estudiáis y... En fin, esas cosas.

Últimamente, fíjense, se han vuelto a poner de moda carreras que estaban de capa caída. Matemáticas, por ejemplo. ¿Por qué? Pues porque la cosa esta del Big Data y las nuevas profesiones, oiga, el 100% de los tipos y tipas que acaba la carrera de matemáticas se colocan. La empleabilidad es absoluta. Ahora, hay que estudiar matemáticas, que eso sí que tiene tela estudiar matemáticas.

Y luego, lo que se reclama es que haya una prueba única para todo el Estado. Es decir, no puede ser que el nivel de exigencia de Andalucía sea diferente del de Castilla La-Mancha o más o menos o lo que sea . No debe ser. Es decir, que no valga más un 8 de aquí que un 7 de allí porque, al fin y al cabo, luego hay movilidad. Hay movilidad para pedir acceso en cualquier universidad. Yo puedo ser de Santander y me puedo ir a estudiar a Valencia, pero, hombre, que el criterio sea único, que eso sí que sería bueno que se hiciera y eso no sé yo si están los gobiernos, este o el que toque, por esa labor.

Y usted me dirá: ¿Y de los pactos qué? Pues mire, de los pactos me va usted a permitir una cosa, que no le diga nada porque entiendo que esté usted ya hasta la coronilla de que todos los días yo le venga aquí y le diga: Fulanito está hablando con Cutanito, pero no quiere a Meranganito. Y Meranganito ha dicho que en tal sitio sí, pero en el otro no. Y aquí tejer una red compleja de cosas cuando resulta que la vida real va por otra parte. O las cosas de las que seguramente usted habla no es de si se ponen de acuerdo en Castilla y León o en Murcia o en otro sitio. Así que, oiga, cuando lo tengan hecho, que nos lo digan y yo se lo cuento a ustedes. El día 15 tienen que montarse los ayuntamientos. O sea, que a partir de ahí todo se irá desencadenando de una manera o de otra.

Miren, ayer don Juan Carlos de Borbón, el Rey Juan Carlos, se ha ido de la vida pública, además en un marco que a él le gusta mucho, que es una plaza de toros, la de Aranjuez, ciudad palaciega donde las haya. Y se ha ido, la verdad, con el calor y el homenaje merecido de todos los que estaban en la plaza. El titular es muy fácil: Don Juan Carlos salió por la puerta grande

Miren, como dice Antonio Naranjoen un país en el que es más fácil hacerle un homenaje a Josu Ternera que al Rey Juan Carlos, hombre, asistir a momentos como el de ayer es ciertamente importante. Homenaje más que merecido.

¿Por qué se va el Rey Juan Carlos? No es que se vaya, no se va a ir. No es que se vaya a meter en una nevera, pues saldrá igual, irá a los toros igual, pero no con la agenda oficial de la Casa Real. ¿Por qué? Pues es normal: porque tiene la edad que tiene, tiene que dejar todo el sitio a su hijo Felipe, y no querrá protagonismo. Ya ha tenido bastante protagonismo a lo largo de toda su vida.

Hombre, desde luego sí que es el día para volver a subrayar, es decir, no soy sospechoso de no apreciar la labor de Juan Carlos de Borbón. Pero la gran contribución que ha realizado, la gran contribución a un país en el que nada estaba garantizado. Absolutamente nada.

Ayer Alfonso Guerra en una interesantísima intervención con Cristina decía: “Oiga, es que esta monarquía es mucho más democrática que muchísima repúblicas del mundo”. Y es bien verdad. Y eso es porque un hombre que tenía todos los poderes y que había estado criado, amamantado en un régimen al que llega cuando tiene 10 años en un tren, porque ese hombre quiso y pudo.

Pero, como les digo, ¡qué España aquella tan lejos de la modernidad! De la modernidad de su tiempo. De la modernidad de ahora, claro. No, no, de la de su tiempo. De la de su entorno, de Francia, de Inglaterra, de Italia o de Alemania. ¡Y qué claras ideas tenía ese hombre sobre lo que había que hacer! Desde luego, crear un consenso de la transición y hacer un país nuevo. Literalmente nuevo en el que él tenía que jugar el papel de los equilibrios. El papel de árbitro, pero que en un principio hace también de obrero manual con Torcuato y con Adolfo. Con el gran Torcuato al que él reconoce deberle tanto en formación, en asesoramiento, en los consejos mejores. Cuando le dice a Torcuato: “Yo acabo de jurar los principios del movimiento. Es que voy a ser un perjuro”. Y Torcuato le dice: “No, no, no. Vamos a ir de la ley a la ley. Y de la ley a la ley desmontamos el edificio. Aquí nadie va a ser perjuro”.

Y, efectivamente, desmontan un edificio y montan otro edificio. Adolfo Suárez, Torcuato él con el juego de los equilibrios. Oiga, miren, creo que es de bien nacido ser agradecido por todo ese tiempo y esa contribución. Desde luego, este que les habla lo es y espero que en nombre de muchos de ustedes.

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