Herrera, sobre el estado de alarma: "¿Seis meses de impunidad sanchista? Ni de broma"

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Señoras, señores, me alegro, ¡buenos días!

¿Qué tal? Es lunes, es 26 de octubre del 2020. Este no es un país para noctámbulos. Podría ser la película que filmáramos a partir de ahora o la última superproducción de La Moncloa y más. Restricciones a la movilidad nocturna y no toque de queda, que es lo que quiere que digamos el Gobierno, que saben ustedes que esta izquierda cuqui, esta cosa de toque de queda le suena mucho a Pinochet, para entendernos. Y la izquierda no toma medidas de carácter marcial. Son más guays que todo eso. Se inventan expresiones ortopédicas, eufemismos... No dicen desplome, dicen crecimiento negativo; no dicen restricciones, dicen nueva normalidad; y ahora en vez de toque de queda, restricciones nocturnas a la movilidad. Y el paro será desconexión de la vida productiva laboral. Y un gordo será persona con naturaleza física alternativa. Y así.

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Bienvenidos a la nueva confinidad, en una palabra. Bienvenidos a no salir de noche. Están, por cierto, los padres de adolescentes como locos porque dicen a mí no me hace caso, pero a la Policía sí y venga a las 10, a las 11 o a las 12 de la noche. Depende de cada comunidad autónoma. ¿Cómo va a quedar la cosa ahora? Pues miren, cada territorio será una situación diferente. Es verdad que cada territorio tiene lo suyo, por ejemplo, Canarias ahora mismo es un paraíso. Tiene 50 casos por 100.000 habitantes en comparación con el resto de España, que está en una media de 360 casos.Luego queda pendiente la movilidad entre comunidades, que eso tiene en vilo a millones de personas que tienen familia en varios territorios, lo que le pasa a prácticamente casi todo el mundo.

Bueno, veremos, hoy hay reunión de Sánchez con presidentes autonómicos. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Esa es la pregunta que nos hacemos en todos los órdenes. Oiga, que en febrero España era el país que más crecía de Europa. Y ahora estamos a la cola de todo. Somos el país que más empleo ha destrozado, que más empresa ha destrozado, una caída económica lacerante. No viene nadie a invertir. Cada día debemos más: los particulares y el Estado. No hay crecimiento, no hay iniciativa. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Hombre, primero por la colaboración inestimable de millones de españoles que han hecho de su capa un sayo y no han sabido o querido tener ni una brizna de civismo que, si quieren, sí en países asiáticos. Esto ha sido un gran experimento sociológico y del que muchos hemos salido retratados.

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LA INEPTITUD DEL QUE MANDA, LA MAYOR DE TODAS

Y luego también hemos llegado hasta aquí gracias a la ineptitud de los que mandan, comenzando por el más inepto de todos, que es el que tiene más responsabilidad, el presidente del Gobierno. Un señor que se rio de la pandemia, que no solo llegó tarde, sino que contribuyó a la propagación del virus alantando manifestaciones y actos innecesarios. Y luego decretó un estado de alarma de prisa y corriendo y tuvo la osadía luego en agosto, después, por cierto, de haber aprovechado esos tres meses para colar decretos leyes, ya saben ustedes, fuera de control, y que luego dio por derrotado el virus, vamos a divertirnos y yo me voy a la playa. Y que ahora vuelve a imponer un estado de alarma porque su modelo, ese que consiste en quitarse de en medio, provocar el batiburrillo autonómico, no solo no ha funcionado, sino que nos ha situado en el mayor nivel de contagios conocido hasta ahora. Si quieren ustedes conocer la montaña rusa de Pedro Sánchez, aquí lo tienen. Escuchen.

¿Dónde está el problema? Miren, el estado de alarma debe ser considerado como un instrumento legal para que las comunidades autónomas tomen medidas que no sean retiradas por los jueces, es decir, yo le doy un amparo para que tomes una medida que lesiona derechos fundamentales porque meterle a usted a las 00:00 en casa y no dejarle salir, usted puede decir, yo a las 00:00 me voy donde me da la gana. Sí, sí, pero para impedirle eso, tiene que haber un instrumento jurídico. Y ese es el estado de alarma. Y eso es una cosa y otra cosa es querer que ese estado de alarma dure seis meses sin que nadie le pregunte al Gobierno y en esos seis meses darle libertad de movimiento a este individuo.

Miren, este hombre no dedicó ni un minuto a perfilar la legislación por si eran necesarias nuevas medidas por parte de las comunidades autónomas. Ahora quiere seis meses de estado de alarma. Eso es demasiado peligro. El estado de alarma, por definición constitucional, ha de ser breve y limitado, así que lo razonable, lo sensato, lo democrático, lo homologable es que cada quince días el Congreso le de permiso si tiene mayoría. Tiene a todos los Frankenstein encantados. De seis meses del tirón ni hablar. Lo que no puede permitirse España son seis meses de Pedro Sánchez legislando a capricho. Pedro Sánchez, Iglesias y el separatismo haciendo de su capa un sayo. No, no, no. ¿Seis meses de poderes extraordinarios y sin controles judiciales? No, no, no, muchas gracias. ¿Seis meses de impunidad sanchista? Ni de broma.

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CASADO ANTE EL ESTADO DE ALARMA

Pedro Sánchez quiere varias cosas: primero, haced vosotros, las comunidades, las normas que consideréis, que yo voy haciendo mis decretitos leyes y voy cambiando por la puerta de atrás lo que tenga que cambiar y, además, oiga, esta emergencia de Pablo Casado desde el jueves despegándose de Vox y quedándose en el centro, que parece que Vox está es un extremo y yo en el otro, esto vamos a ver cómo lo quitamos de en medio. Si, desde luego, Casado no se aviene a que yo sea durante seis meses un reyezuelo, ya lo empaqueto otra vez con Vox, pero directamente. Así salió dando el discurso de el viernes, ese aló presidente, para no decir nada, hacernos perder el tiempo a medios de comunicación, a ustedes por si dice algo. Salir allí con los cuentos que le escriben todo ese equipito, normalmente cuentistas que tiene en La Moncloa. Esa es la otra estrategia o la derivada de la otra estrategia.

En fin, si Pedro Sánchez quiere seis meses para juguetear con nosotros, eso que se lo apruebe Frankenstein y que apechugue con la responsabilidad de hacerlo. Una cosa es la emergencia sanitaria y otra es la excepcionalidad democrática, que es el territorio en el que nos incluiríamos revalidando por seis meses un estado de alarma.

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Además, oiga, ¿sabe usted la forma mejor de lesionar nuestra principal industria, que es el turismo? Decirle a aquel que podría hacer una reserva en febrero o en abril en Baleares o en Canarias o en la Costa del Sol o en la Costa Brava o en las Rías Bajas que aquí hay estado de alarma. ¿Quién va a hacer una reserva en España para esos meses sabiendo que está en estado de alarma? Si España necesita volver a estar en estado de alarma, su presidente debe quedar intervenido por los controles parlamentarios como nunca, cualquier otra cosa da miedo y equivale a darle poder absoluto a un presidente que ha fallado absolutamente en todo. Permanezcan atentos a su receptor.

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Herrera a las 8, lunes 26 de octubre

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