“Cayó de espaldas y al ser médico sabía que si intentaba nadar se agotaría”

Agentes de la Policía Nacional rescataban en El Puerto de Santa María (Cádiz) a un hombre de 85 años estuvo más de dos horas flotando a la deriva tras caer de un espigón, en las inmediaciones de la playa de Valdelagrana. Dos agentes nadaron más de 50 metros para llegar hasta el punto donde se encontraba el anciano y le llevaron hasta la orilla donde fueron auxiliados por cuatro policías y personas que estaban en la zona ante lo resbaladizo del terreno, lleno de rocas y el peso del anciano.

Felipe Alcín, subinspector de la Policía Nacional en el Puerto y que participó en el rescate ha contado la peripecia en 'Herrera en COPE', "nos entra un aviso en el que se nos informa de que un ciudadano ha visto un cuerpo flotando en el agua y que llevaba dos horas".

Una unidad de la Policía se desplaza a la zona comprobando que el cuerpo está en el agua, incluso, "un compañero consiguió ver que movía la mano aunque podía ser por el oleaje. Había que actuar rápido, dos compañeros se lanzaron al agua y dos nos quedamos en las rocas para ayudar".

Cuando los agentes llegan hasta el cuerpo comprueban que sigue con vida, "no podía hablar, muy levemente se el escuchaba o creímos que decía “ayuda” y echaba espuma por la boca, le llevamos rápidamente a la zona de rocas para poder sacarlo porque si esperábamos a que pasara un barco o llegara una embarcación en ayuda podría ser tarde", relata el subinspector Alcín.

Lo más complicado fue sacarlo del agua, "la zona es rocosa y era una personas que pesa unos 100 kilos. Subirlo fue la parte más complicada, le llevamos a la zona de las rocas pero con ayuda, 6 policías y otras personas que estaban por allí y pasito a pasito y muy despacio, pues conseguimos subirlo. Estaba con hipotermia, le cambiamos la ropa mojada por seca mientras esperábamos a la ambulancia" explica el subinspector que recuerda como en aquel momento el anciano no recordaba cómo se había caído al mar.

Dos días después el anciano está estable, "se acuerda ya perfectamente de que había estado en el agua y nos ha contado como bajó al espigón para ver algo que le llamó la atención y al subir, como la zona es muy rocosa, perdió pie y cayó de espalda y como era médico sabía que si intentaba nadar se iba a agotar y decidió quedarse flotando, haciendose el muerto. No intentó luchar a la espera de que alguien le ayudara".

Un final feliz, recuerda el subinspector Alcín, pero no todos los casos en los que interviene la Policía terminan así, "con la llamada, con el aviso de un cuerpo flotando dos horas en el agua temíamos lo peor y pensábamos que esta persona había fallecido porque un poco más en el agua y estaríamos hablando de otra cosa. Nosotros nos encontramos con situaciones en las que no siempre el final es feliz".