Javier Romero, jefe de los negociadores de la Policía: “El criminal debe creer que estoy empatizando con él”

El pasado 3 de marzo concluyó la Operación Oportuna. Una operación en la que liberaron a “El Mago”, un señor de más de 70 años de origen turco que tenía intención de pasar un tiempo en Málaga y que fue secuestrado durante 23 días por unos tipos que le movían de lugar a otro cada semana y que pedían medio millón en Bitcoins. Por lo visto, este señor era un crack en las finanzas y tenía la vida resuelta.

Y aquí es donde entra en juego el equipo de negociadores de la Policía Nacional, autores de que “El Mago” esté hoy a salvo en su casa. Javier Romero es Inspector Jefe de Reacción de Secuestros y Extorsiones y Responsable de la Red Nacional de Negociadores de la Policía Nacional.

Javier ha explicado que ante un caso así, “nosotros en ningún momento contactamos con los secuestradores. Damos pautas de actuación a los familiares para que se pongan en contacto con ellos. Después damos información a la familia para orientarles y decirles que lo principal es la vida del familiar. Lo que está en juego es la vida humana y ahí tenemos que hacer todos los esfuerzos para que la víctima salga sana y salva”.

En el caso de “El Mago”, el jefe de los negociadores de la Policía Nacional ha relatado que “conocimos con el caso por un familiar pone una denuncia en una comisaría de Alcorcón y desde allí nos ponen en conocimiento por circulares internas. Una vez que nos dicen que las llamadas las están recibiendo familiares que viven en Turquía, nos ponemos en contacto con la embajada y certificar que es verídica esa información”.

“Nosotros no hablamos directamente con los raptores, son los familiares lo que negocian con ellos. Los raptores no deben conocer que la Policía está detrás de las decisiones de la familia”.

El contacto directo sí se da en un “incidente crítico, que es cuando hay un secuestro con rehenes o hay riesgo vital con un intento de suicidio. Ahí entra en escena nuestra capacidad de negociación. Trabajamos en equipo, con un negociador principal, uno secundario y un enlace”.

Según ha explicado Javier Romero, lo principal en estos casos es que “el criminal crea que estoy empatizando con él, porque nos basamos en una escalera de emociones. El negociador tiene que tener escucha activa como primer paso a después tener empatía y buscar cambios en la persona que tenemos enfrente”.

Este miembro del Cuerpo Nacional de Polícía ha rememorado su primer caso en Herrera en COPE: “Fue en Badajoz y el protagonista era una persona de origen rumano. Había perdido su trabajo, estaba en trámites de separción y la mujer habían quitado la custodia de sus hijos. Se subió a una torreta de comuniciones con una altura equivalente a un séptimo piso y tuvimos que influenciarlo para que cambiase de conducta. Estuvimos unas cuatro, cinco horas hablando con él. En otros casos, como uno en Pamplona hace casi dos años de una persona que se subió a una grua que nos llevó casi un día completo con varios equipos de negociación trabajando. Al final lo resolvimos satisfactoriamente”.

Sobre las palabras que se usan en un caso así, Javier ha confirmado que “cuando somos activados, nos enfrentamos a una persona que no conocemos de nada. Es una persona desconocida y como tal tenemos que sacarle el motivo que le ha llevado a esa situación. Ante esos datos, tenemos que intentar que esa persona nos cuente por qué está haciendo eso. Que exteriorice lo que ha llevado a tomar esa decisión. A veces los procesos son más lentos y otros más rápidos”.