Lolita: "No todos los artistas son de pata negra, algunos son de pata rosa"
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Dice Carlos Herrera que tiene una mezcla de papa y mamá cuando canta, pero que también es una actriz magnífica. Y Lolita agradece el halago y responde que se dio cuenta desde que se subió a un escenario, donde canta canciones no necesariamente biográficas. Se acuerda de cuando jugaba sola en el pasillo de su casa en Maria de Molina, de cuando se pintaba frente a un espejo, porque “me encanta meterme en la piel de otra gente”. Por eso le apasiona tanto subirse a las tablas del Infanta Isabel para representar a Aurora en "La Fuerza del Cariño", donde dice que “hay una primera parte con mucha risa” que "es como la vida misma, donde te levantas triste y terminas riendo o te levantas contento y te acuestras triste".
Cuando llega a casa después de cada representación está cansada: “no físicamente sino en lo emocional, porque estoy manteniendo el tipo durante una hora y cuarenta minutos, es fuerte, pero es lo que he elegido”. El silencio de después es tremendo. Porque confiesa Lolita que el aplauso cuando llegas a casa, se para. "Llego con esa soledad, enciendo la luz de la mesita de noche, la tele, y mi cabeza empieza a funcionar, y hay veces que se sienten cosas bonitas, y otras no tanto".
Dice que el teatro le ha dado la seguridad: "el saber que voy a comer todos los días" y lamenta que la música que no es como antes: "somos un poco pedazo de carnes y es mucho más efímero". "Todos pueden cantar pero pocos son los que se dejan la piel y salen del escenario y sudan. La gente debe valorar, que no todos los artistas somos de pata negra, algunos son de pata rosa".
Si le tocara el euromillón, "la mitad a Hacienda, y la otra ayudar a la gente que quiero a mi alrededor, y comprarme yo una casa, blanca, cerca de la playa y con muchos cristales, y mucha luz". Y entre tanto a la espera de la serie sobre su madre, Lola Flores: "están tomando apuntes, haciendo guiones para que mi hermana y yo le demos el visto bueno. Yo quiero sacar la clase de persona que era Lola Flores, y la gente que tenía alrededor como mi padre, porque detrás de una gran mujer también hay un gran hombre, Antonio González, mi padre". Y es que a Lolita le puede la fuerza del cariño.