Pedro Cuartango: “Me considero un dinosaurio, porque lo que me gusta está en el pasado”
Ha publicado “Elogio de la quietud”, reflexiones sobre el pasado
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Pedro Cuartango, es un hombre que nació junto al río Ebro y una estación de tren. Por eso escribir y leer ha sido su mayor afición. Observar, analizar y escribir de forma natural. Estudió filosofía en el París de los setenta, y entre viajes, lecturas y otras vivencias, ha ido analizando a la sociedad, la política y la cultura de este país.
Ahora, han pasado los años, y una cosa no cambia: la cantidad de libros apilados en su mesa, con una diferencia: ya no hay libros que leerá, si no esos libros que no podrá leer. Porque el pensar, también ocupa tiempo y lugar.
Además Pedro Cuartango tiene que dedicar otro rato a escribir. Y lo que más le lleva tiempo: a pensar la idea.
Y no nos engañemos, pero mejor que no sea un día de fútbol. Que en eso también hay que emplear otro ratito más...
Le pregunta Herrera si es nostálgico o memorialista, y Cuartango contesta: “mirar al pasado tiene peligros pero creo en que nuestra verdadera patria es la infancia”. Él recuerda su infancia con añoranza, en Miranda de Ebro.
El final de la dictadura le pilló en París, pero no era consciente del cambio. “La situación que yo veía desde allí era de declive pero con miedo de que la dictadura se perpetuase a través de otros personajes del franquismo”. Era una etapa donde pasaba hambre “no tenía mucho, me bastaba con entrar a un supermercado y comprar un poco de pan y queso”. Veía a Sartre y Simon por los jardines, compraba libros prohibidos, y fue “el descubrimiento de la vida y del amor”.
Entre reflexiones políticas, Cuartango tiene ese amor por el cine y la música, en su Miranda de Ebro había 7 cines, y no hace mucho murió el dueño de uno de los últimos y prevé que lo cerrarán. Lo dice con lamento. Otra de sus pasiones son las estaciones de tren, normal viviendo de una familia de ferroviarios, y confiesa que se ha planteado escribir sobre las estaciones de tren. La que más le ha gustado “la estación de Canfranc, donde se podría hacer una película de fantasmas”. Son el lugar donde Pedro ha escrito y pensado muchas de sus reflexiones.