19 días y 500 noches, 20 años después

Este mes de junio se cumplen 20 años de la publicación del mejor disco de Sabina, 19 días y 500 noches.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Los veinte años de un hito en la música popular de este país. Hace 20 años, una madrugada de junio de 1999, Joaquín Sabina terminaba su mejor disco, 19 días y 500 noches.

Según nos cuenta Fidel Moreno, salieron a celebrarlo, a las cuatro o cinco de la madrugada, montados en un descapotable, con el disco sonando a gran volumen y recorrieron cuatro o cinco veces la Castellana hasta que escucharon todas las canciones. Al parecer, Sabina iba con un güisqui en una mano y un cigarro en la otra, de pie en el sillón del copiloto, con medio cuerpo fuera. Y la gente cuando se paraban en los semáforos lo jaleaban. La anécdota la recoge el periodista musical Juan Puchades que ha escrito un libro de 250 páginas sobre la gestación de este disco mítico, que ha llegado a vender un millón cien mil copias.

La primera canción que escuchamos es la que da nombre al disco, "19 días y 500 noches". Es un título inspirado, ese encuentro tan desigual entre los días y las noches que hace que pensemos en la vida principalmente nocturna, en un desengaño amoroso que no nos deja dormir… Este título fue lo primero que se le ocurrió a Sabina, y le pareció tan bueno que a continuación desarrolló una rumba a la manera de Bambino, sin dejar de ser Sabina.

Fidel elige como segundo tema "Una canción para la Magdalena", a la que le puso música Pablo Milanés, y que yo creo que aúna la precisión lírica de Sabina con la belleza musical de la Nueva Trova Cubana. Es una invitación a visitar a una prostituta, a curar con los amores pagados de la Magdalena las penas y la soledad. Para mí, es un acercamiento compasivo a la figura de una prostituta, en la tradición de Ojos verdes. Habrá quien piense que es algo indigno, pero yo creo que es una canción respetuosa, tierna, no cae en la superioridad de una censura moral o paternalista. Aquí la Magdalena se convierte en un ejemplo de amor y generosidad.

Por último, escuchamos la canción "Noches de boda" con la que termina el disco. Una ranchera con aires de vals que cantó al alimón con la gran Chavela Vargas. Noches de boda, se titula y la compuso como un regalo de boda para sus seguidores. De hecho, Sabina cuenta que le mandaban muchas cartas invitándolo a bodas, seguidores que le decían que nada los haría más felices que tener de invitado en su boda a Joaquín Sabina. Sabina, no iba ir a bodas de desconocidos, pero decidió hacer esta canción pensada para que se baile en una boda.