El doctor Mario Alonso Puig da las claves para saber si tienes o no un buen amigo: "Esperas que..."
En 'Reflexionando con Mario Alonso Puig' aprendemos más acerca de nosotros mismos y lo que nos rodea, concretamente, sobre la importancia de nuestro entorno
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Desde que somos pequeños, siempre queremos pertenecer a un grupo. Ya sea a través de una afición como el fútbol o la música o por un estilo a la hora de vestir como aquellas personas que les gusta la estética gótica.
Tenemos que tener en cuenta que el ser humano es un ser hipersocial. ¿Por qué tenemos tantas ganas de formar parte un grupo? ¿Cómo sabemos si nuestro entorno nos hace bien? El doctor Mario Alonso Puig responde a estas preguntas, como todos los viernes, en su sección en 'Herrera en COPE'.
las tres razones detrás de nuestro deseo de pertenecer a un grupo
- La primera razón es quizás la más evidente: "Sin el grupo no se puede sobrevivir. Nos vamos 150.000 años atrás, época de los mamuts, de los tigres dientes de sable, de las grandes glaciaciones... Y dime tú, ¿qué hace una persona sin el apoyo de su gente, de su tribu?", comenta el doctor.
- En segundo lugar, por las grandes implicaciones emocionales que tiene en nuestra vida, ya que, como explica Mario Alonso Puig, "las áreas del cerebro encargadas de todo lo que es el procesamiento emocional son las mismas que las áreas encargadas del mundo social".
- Por último, argumenta que "todos somos conscientes a un nivel u otro de que solo se llega antes, pero junto se llega más lejos. Entonces, de alguna manera, tanto a nivel mental como a nivel de propósito, entendemos que el encuentro es esencial".
qué es pertenecer a un grupo
Pero, ¿sabemos realmente lo que es pertenecer a un grupo? El doctor aclara que lo fundamental es "sentirte querido, sentirte valorado, sentirte acogido, sentirte respetado, sentirte amado, apoyado, acompañado, etcétera. Porque si no, esa pertenencia al grupo es una pura afección".
La importancia de esa sensación de ser parte de algo, "lo que se llama el vínculo afectivo, tiene implicaciones brutales, por ejemplo, en la estructura del propio cerebro", aclara Mario Alonso Puig.
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¿Cómo me afecta un entorno malo?
Hay casos en los que el entorno ha supuesto una mejora para la vida de las personas, pero, en otras ocasiones, ha ido a la contra de su bienestar. De esta manera, es fundamental identificar un entorno positivo de uno negativo.
El doctor es rotundo al comentar que "nadie puede negar que hay entornos que te alimentan y hay entornos que te favorecen que languidezcas. Es como un jardín, sitios hostiles para que crezcan flores y otros que son más amigables".
Hay una lección importante que da Mario Alonso Puig: "Que nadie considere que su pasado tiene por qué determinar su futuro".
Considera que es un grave error quedarnos acomodados en la posición de víctima, "porque quedarse atrapado en la culpa es muy jugoso, porque encuentras enseguida algo o alguien a quien echarle culpa, o a los demás o a uno mismo, pero eso es un lastre tremendo".
Las claves para identificar a un buen o a un mal amigo
Un entorno favorable está formado por buenas relaciones. Es un entorno en el que tú sientes que realmente se te quiere por quién eres, no tanto por cómo eres.
De esta manera, "el nivel de afecto está muy alejado del nivel del trueque. Yo te doy si tú me das", aclara el doctor. Algunas claves de Mario Alonso Puig a la hora de reconocer ese entorno con relaciones positivas son:
- "De un buen amigo esperas que esté dispuesto a decir cosas que no son agradables de decir porque saben que son buenas para ti".
- "Es un entorno que no te va a exigir que vivas la vida de ellos, sino que te va a favorecer que vivas la tuya y van a estar a tu lado para orientarte en la medida de tus posibilidades".
- "Es un entorno en el cual, cuando cometes un error, en lugar de hacerte sentirte como un fracasado o una fracasada, te dicen qué has aprendido de esto".
- "A un amigo se le propone y se le propone con firmeza. La exigencia y la proposición son muy diferentes en una cosa".
Para profundizar en esta idea de una buena amistad, el doctor pone el siguiente ejemplo a Alberto Herrera:
"Yo a ti imagínate que te hago una propuesta, Alberto, pues vámonos a tomar una cerveza detrás y tú me dices, mira Mario, me apetecería, pero no puedo y yo me quedo igual de tranquilo, echo en falta que no tomemos una cerveza, pero me quedo tan tranquilo".
"Pero si yo te digo, Alberto, vamos a tomar una cerveza después y me dices, no Mario, yo es que no puedo y yo me altero y yo me irrito y yo me enfado, quiere decir que a ti no te he dejado espacio para decir no. Eso es una exigencia".
Concluye que las exigencias no traen cosas buenas ¿Por qué? "Porque genera una enorme resistencia y si tú de repente dices, bueno Mario, pues pues sí voy. ¿Tú por qué dices voy? Porque o te sientes culpable o sientes miedo de las consecuencias".
Aun así, aclara que se puede proponer con insistencia, haciendo valer tu punto de vista, pero nunca con exigencias. Lo importante es dejarle claro a nuestro amigo que "hay un espacio para decir sí o no y yo sigo siendo igual de amigo tuyo."